jueves, 20 de octubre de 2016

A 6 años, Mariano nos interpela a ver qué mundo implanta China. Es el de avance del sistema capitalista.

En sintonía a soslayarlo, ELAP convoca a 

la lucha contra los paraísos fiscales.

Oculta que la pobreza y la desigualdad social e internacional 

responden,en esencia, al extractivismo.
 
Estamos en momentos en que, pese a sus crisis estructural y civilizatoria, el capitalismo se sigue profundizando como sistema exclusivamente para oligopolios globales y globalizados. Consigue el imprescindible consenso local e internacional gracias al neoliberalismo y al progresismo que son complementarios en vez de  antagónicos. De ese compartir esfuerzo por la continuidad de la explotación de trabajadores y de naturaleza se desprende que nuestro maldesarrollo y malvivir se debe al capitalismo y no al gobierno sea neoliberal sea neodesarrollista.
 
Nos conviene definir el carácter del último . Porque el progresismo pretende volver a entramparnos. Debemos tener claro que lo positivo de este siglo en Nuestra América fue producto de las luchas de sus pueblos o de diversidades de abajo.
 
Tengamos en cuenta que así  como los gobiernos progresistas se apropiaron de aspiraciones y movimientos representativos de una importante mayoría en los respectivos países, hoy se presentan con identidad de izquierda y voluntad ética cuando todos han hecho a la expansión del extractivismo que es guerra contra el derecho de los pueblos a decidir y a vivir. También lo ocultan como generador de pobreza y desigualdad social e internacional. Encubren su responsabilidad y la del sistema desviando el enfoque hacia los paraísos fiscales. Reflexionemos sobre su discurso epopéyico en: 
 
 
Develando el nuevo Plan Cóndor, por un Pacto Ético Latinoamericano
Ecuador acoge cerca de 40 personalidades de la izquierda progresista Latinoamericana y del mundo en el ELAP 2016
 
La cita internacional se realizará del 28 al 30 de septiembre de 2016 en Quito, Guayaquil y Montecristi, y contará además con la presencia de cerca de 40 personalidades destacadas, entre políticos, intelectuales, periodistas y líderes mundiales. La inauguración se realizará el miércoles 28 de septiembre en Quito, a las 08h30.
El ELAP 2016 tiene como objetivos centrales analizar la correlación de fuerzas en la región y los principales problemas que ésta atraviesa en relación con los poderes contrarrevolucionarios locales y transnacionales; debatir sobre la gestación de un nuevo `Plan Cóndor´ en Latinoamérica; y consolidar un Pacto Ético Latinoamericano frente a la evasión de impuestos, cuyo destino económico son los paraísos fiscales.
Durante tres días se llevarán a cabo intensas jornadas de reflexión y debate, entre conferencias magistrales, mesas temáticas, y otros eventos. Las conferencias magistrales estarán a cargo de líderes regionales como Rafael Correa, Presidente del Ecuador; Cristina Fernández de Kirchner, ex Presidenta de Argentina, José Mujica, ex Presidente del Uruguay, Fernando Lugo, ex Presidente del Paraguay, y Liu Hongcai, Vice Ministro del Departamento Internacional del Partido Comunista Chino.
A más estas personalidades, participarán otros líderes, actores políticos, intelectuales, y activistas de Derechos Humanos como: ComandanteJosé Ramón Balaguer, Encargado de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Cuba y ex combatiente junto a Fidel Castro y el Che Guevara; Piedad Córdoba, ex Senadora, y líder del movimiento Poder Ciudadano de Colombia, Gustavo Petro, ex Acalde de Bogotá; y Pablo Iglesias, líder de PODEMOS, España.
 
Guayaquil y Montecristi
La jornada en Guayaquil se realizará el miércoles 28 de septiembre a las 18h15 con la conferencia magistral del ex Presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, acto que tendrá lugar en el Teatro Centro Cívico.
El jueves 29 de septiembre en Manabí, se reunirán las juventudes de varios movimientos sociales y partidos políticos de la región, para debatir sobre el rol de la juventud en los procesos de transformación de América Latina. El encuentro se desarrollará en el Centro Cívico Ciudad Alfaro en Montecristi, desde las 10h30. Los visitantes de los países hermanos realizarán un recorrido en Zona Cero de Portoviejo donde entregarán ofrendas florales en solidaridad con las víctimas del terremoto del 16A.
 
ELAP para Gobiernos Locales
 Así mismo, el jueves 29 de septiembre, desde las 09h00 en el Consorcio de Gobierno Provinciales del Ecuador (CONGOPE) en Quito, se realizará El Encuentro Latinoamericano de Gobiernos Locales y Subnacionales, en el que participarán autoridades seccionales  de Ecuador, Chile, Bolivia, Venezuela, Paraguay y España.
Revisa aquí la biografía de nuestros panelistas.
 
  Finalizó el Encuentro Latinoamericano Progresista:
 
instan a erradicar los paraísos fiscales
1 de octubre de 2016
 
El llamado a los gobernantes a nivel mundial a unirse en la lucha contra la existencia de paraísos fiscales y la felicitación al pueblo de Colombia por la reciente firma del Acuerdo de Paz con las FARC, fueron dos puntos clave en la declaración final leída este viernes en la clausura del tercer Encuentro Latinoamericano y Progresista (Elap) 2016 en esta capital.
“Convocamos a los pueblos y gobiernos del continente y del mundo a proclamar su adhesión al gran Pacto Ético y Latinoamericano y a establecer una estrategia común para erradicar y prohibir los paraísos fiscales, que con su inmoral lógica de casino, son instrumentos que encubren el saqueo y perpetúan la dependencia y explotación de los pueblos del planeta”, reza uno de los puntos de la declaración final.
La construcción de un Pacto Ético Latinoamericano, fue una propuesta hecha por el presidente ecuatoriano Rafael Correa el pasado 24 de mayo, que ya ha tenido acogida en varios países de la región y plantea prohibir que los candidatos de elección popular y funcionario públicos que tienen sus fortunas en paraísos fiscales.
“Estamos instaurando una lucha sin tregua contra la evasión tributaria de actores políticos que los hay por todos lados, que hablan sobre competitividad y empleo, pero lo que hacen es poner sus fortunas en paraísos fiscales para no invertir en sus naciones y para sacar la riqueza de nuestros países”, dijo el vicepresidente Jorge Glas, encargado de clausurar el evento. (...)
 
 
 
Recordemos que se distinguía los gobiernos progresistas de los neoliberales, fundamentalmente, por su construcción de la Patria Grande. Fue y es un mito que tal integración regional afirma la soberanía política e independencia económica de nuestros pueblos. Lo prueba la centralidad de IIRSA-COSIPLAN en UNASUR, su participación protagónica en la Minustah y su aceptación como democracias a estados terroristas como el de Colombia, el de Honduras y el de Paraguay. Respecto al golpe de estado en el último país, no olvidemos la simultaneidad en que Cristina Fernández de Kirchner, como Presidenta y desde Nueva York, manifestó su orgullo de que Monsanto le planteara su plan de expansión en Argentina. Lo hacía sin ignorar no sólo que la corporación estadounidense estaba con papel principal en el golpe de estado en Paraguay sino también la criminalidad de lesa humanidad del oligopolio. En coincidencia con privilegiar los negocios capitalistas por sobre la vida y la dignidad humana de los pueblos, legalizó y legitimó la entrega de Neuquén y parte de Río Negro al fracking. Garantizó el dominio absoluto de Chevron (ex Standard Oil) y lo hizo contra la demanda de Ecuador. Constatemos como las declaraciones de ELAP continúan con mentiras (en verde señaladas por mí) y la consideración como de izquierda al partido socialista de Chile, a Cristina Fernández de Kirchner o al PJ y al partido comunista de China:
 
 
 

El reto es la integración económica regional

En América Latina persiste el problema de los gobiernos democráticos que tratan de mover la línea del poder económico real, en el marco de la globalización,  por eso la intervención de los estados se reduce, “pero las acciones para contrarrestar esto no radica en un solo país sino en la capacidad de integración de regiones”.
Así lo destacó ayer el encargado del partido socialista de Chile, Armando Uribe, en una de las conferencias durante el cierre del III Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP).
Uribe explicó que el neoliberalismo hizo sus primeros ensayos frontales graves en su país: “Seguimos sufriendo esa consecuencia ahora, estamos condenados a una política neoliberal, por lo que es necesario salir de esa «economía global depredadora». En Chile el 1% de los más ricos capta el 30% de la riqueza nacional”, aseguró. Al respecto, el presidente del instituto de pensamiento político de Alianza PAIS, Pabel Muñoz, durante su intervención añadió que hay 10 retos en la región que los sectores de izquierda progresistas deberían asumir en conjunto: “Si no rompemos el colonialismo del pensamiento y no creemos que otro tipo de economía es posible, no podremos avanzar”.
Muñoz definió que el primero es acordar con nuestras sociedades  programas de desarrollo a largo plazo. “La oposición en general parte de un supuesto terrible diciendo que nada ha servido y hay que volver a cero.
Las sociedades serias han logrado estos procesos de transformación en varios períodos, en Ecuador se necesitarían por lo menos cuatro períodos, pero no hablando en el sentido de una fuerza política, sino en una lógica estatal, más que gubernamental. Si no apostamos  por un proceso serio de mediano y largo plazo, la cosa está perdida”.
Otro punto por trabajar es el cambio de la matriz productiva que en el caso de Ecuador -destacó- ha dado grandes pasos en estos últimos años.
Es un tema fundamental, “si no podemos generar un tipo de economía distinto basado en el trabajo que de alguna manera agregue valor a los productos de exportación, no vamos a romper el ciclo de nuestro aparato productivo”.
También hay que salir del extractivismo dándole énfasis a la educación, ciencia y tecnología, por eso en la actualidad los tratados comerciales progresistas no le ponen énfasis a la apertura comercial sino a la propiedad intelectual, es un escenario de disputa. Muñoz resaltó la importancia de los pactos fiscales con profunda ética: “Es falso que paguemos muchos impuestos en América Latina, creo por eso deberíamos tener reglas comunes en la región”, sugirió.
En el tema de los paraísos fiscales mencionó que es inconcebible  que esa riqueza generada en el país con fuente de trabajo local beneficie al capital especulativo financiero de otras latitudes de baja imposición.
Otro de los retos es erradicar la pobreza aumentando la igualdad, generando pisos de protección para esa gente que logramos que salga de la pobreza. También promover pactos nacionales por el empleo, pues hay que seguir en la línea de reconocer más al ser humano que al capital, esto debe ser un pacto de la sociedad para proteger el empleo y trabajo digno.
Agregó que en la adecuada combinación entre la inversión pública y privada, en la derecha ha tratado de confundir la inversión pública con derroche cuando esto es lo que genera condiciones mejores de vida.
Y fue más allá al señalar que la izquierda no puede estar ausente de la discusión de la calidad de los servicios públicos, eficiencia del Estado y la productividad de la economía, pues, dijo, son fundamentales. “Si como izquierda nos rehusamos a la discusión de estos temas, no vamos a tener éxito”.
A esto hay que sumarle el cuidado del medio ambiente, en donde no todo es posextractivismo, sino fomentando la cultura de reciclaje, el tema del cuidado de los ríos, tratamiento de residuos, saneamiento que a ratos son más letales para determinadas  realidades  en términos de impacto ambiental.
Por todo lo anotado, la integración regional es fundamental para promover estos retos como un sistema compartido por todos los países progresistas, coincidieron en señalar los expositores.
“Esta integración no se llevó a la velocidad adecuada y se atrasó en temas como la  fundación del Banco del Sur. Imagínense si ya hubiéramos constituido estos elementos, en 2014 los países latinoamericanos teníamos $ 760 mil millones depositados en bancos de EE.UU., y por el otro lado estábamos pidiéndole préstamos a ese mismo capital”, indicó Pabel Muñoz.
Todo esto redondeado con políticas que sean compartidas con las naciones latinoamericanas incentivando condiciones tributarias y redistributivas igualitarias, legislación  ambiental compartida, una regularización de los precios de las materias primas de exportación, y compras públicas regionales en forma de paquetes para priorizar a proveedores de los países con economías pequeñas.
Uribe dijo que la medida que debería  discutirse para implementar también en la región es la famosa “renta básica universal”, basada y financiada por una porción de los intercambios comerciales: “Sería una de las propuestas que las izquierdas podrían traer para las economías latinoamericanas”.
Fuente: http://www.nodal.am/2016/10/finalizo-el-encuentro-latinoamericano-progresista-instan-a-erradicar-los-paraisos-fiscales/
 
Demostremos la falsedad de esa convocatoria al analizar  porqué el período progresista ha continuado y profundizado regímenes opuestos a la autodeterminación y buenos vivires convivires de los pueblos. Reflexionemos sobre:
 
Entrevista con Eduardo Gudynas
Extractivismo, gobiernos "progresistas" y alternativas del Buen Vivir
 
12 de marzo de 2015

Por Redacción de Plan V (Rebelión)
Eduardo Gudynas hace una descripción del extractivismo y la matriz productiva de los llamados gobiernos progresistas de Sudamérica. El intelectual, catedrático y ambientalista propone, a la par de la crítica al modelo desarrollista, alternativas para salir del extractivismo debido a los impactos sociales, culturales, políticos y económicos que tiene para nuestras naciones. 

 
¿Qué es el extractivismo? Es un término que tiene historia por detrás y se lo vincula directamente a los impactos de la explotación petrolera y minera en los países del sur. Y fue acuñado hace décadas para referirse a situaciones muy graves que ocurrían en los países petroleros de África y del Medio Oriente. Más recientemente, el concepto ha sido reformulado para enfocarse en la exportación de grandes volúmenes de recursos naturales o la exportación en la cual su explotación exige una gran intensidad y por tanto tienen altos impactos ambientales, y que el destino de esta exportación es a los mercado globales. Explotación de petróleo y minería no es sinónimo de extractivismo, que consiste en emprendimientos de gran volumen, explotados con alta intensidad y que se exportan.

¿También el monocultivo? Bajo esa definición también son actividades extractivas el monocultivo, donde el ejemplo más claro es la soya en el Cono Sur. Son exportaciones de materias primas como productos primarios, sin industrializar. Es también extractiva la pesca de altos volúmenes de pescado para hacer harina y exportarlo como harina de pescado, las piscinas camaroneras. Bajo esta nueva concepción se incluyen a sectores agrícolas y forestales.(...)


¿El extractivismo es un sistema cultural o tiene raíces culturales? Yo digo que tiene raíces culturales. Hay algunos autores que creen que todo el desarrollo es extractivista. Yo no lo creo así, las estrategias de desarrollo de los países son complejas, hay unos rubros extractivistas pero el desarrollo y el extractivismo no son sinónimos, por más importante que sea el petróleo, por ejemplo para Ecuador. La reflexión que hacemos es: por qué a pesar de tantos impactos sociales y ambientales los políticos, por la vía conservadora o la progresista son extractivistas y por qué la gente lo tolera. Y lo que hay que admitir es que hay unas raíces culturales latinoamericanas que aceptan y toleran el extractivismo y lo ven bien.

¿El extractivismo y sus impactos, incluso de sectores sindicales que están convencidos de que la contaminación es un costo que hay que pagar? Hay una herencia histórica de décadas, del sueño latinoamericano de que somos países con grandes volúmenes de recursos naturales y que nuestro problema era que no sabíamos explotarlos. Ese es un mito que viene desde la colonia. Luego, hay un sentido de revancha: luego de tantas décadas de sufrir en los mercados internacionales, ahora que tenemos altos precios en las materias primas porqué no aprovecharlo. También hay una cierta pereza en los gobiernos progresistas de no haber sido capaces de haber seguido explorando caminos alternativos distintos a la dependencia de materias primas; no disponen de otras herramientas de desarrollo, y por lo tanto vuelven a caer en las materias primas.

Cuando el gobierno del Ecuador resolvió explotar el Yasuní afirmó que estábamos sentados en un saco de oro y que los ambientalistas pretendían es mantener pobre a la gente porque los recursos naturales sirven para combatir a la pobreza ¿qué opina de esto? 

  • Primero, los que defienden el extractivismo usualmente hacen mal las cuentas, porque no restan los daños y costos económicos que genera el extractivismo; no restan los costos por contaminación, los costos por desplazamiento de transacciones productivas locales, no restan los costos de subsidios perversos y ventajas que otorgan a las empresas que vienen a hacer la explotación. Por lo tanto, la cuenta de cuánta plata realmente se gana es muy incierta.
  • Segundo, no es correcto del todo decir que de cada dólar del petróleo que entra al país es un dólar que se va a usar en la lucha contra la pobreza. Porque esa asignación de recursos se distribuyen en los fondos del Estado y sólo una fracción pequeña va a parar a la lucha contra la pobreza. 
  • Tercero, estos Estados, los progresistas, hace poco tenían mucha plata, sus gastos en los bonos eran pequeños en el presupuesto fiscal y usaban enormes contingentes de dinero en otros fines en vez de diversificar la producción. Había dinero para diversificar la producción. Ejemplo concreto: voy a tener que subsidiar a empresas de explotación petrolera, o me conviene usar esos recursos para subsidiar la diversificación agrícola y ayudar al pequeño sector agrícola para ser más competitivos.
  • Cuarto, esta visión de aprovechar los recursos naturales es una visión reñida con los propios antecedentes históricos de la reflexión conceptual de la izquierda latinoamericana. La izquierda siempre vio mal la dependencia de las materias primas y criticó. Quienes sostenían la idea de aprovechar los recursos naturales para hacer el salto al desarrollo eran los pensadores de la economía convencional.
  • Quinto, tenemos ejemplos de países no extractivistas que funcionan muy bien y tienen muy bajos índices de pobreza, bajos índices de indigencia y no tienen el 80% de su canasta de exportaciones basada en un recurso natural. Por ejemplo Uruguay: miren el patrón exportador de Uruguay, que tiene una economía diversificada, donde hay recursos naturales pero en un nivel mucho más bajo que el nivel ecuatoriano, y tiene una ventaja con acciones basadas en el sector agrícola y ganadero, porque permite resolver los problemas de pobreza rural, genera mucho más empleo que el extractivismo, que genera muy poco empleo y permite desandar un camino que padecen algunos países andinos y es que se han hecho tan extractivistas que han perdido su capacidad de producir alimentos. Entonces, tienen que exportar barriles de petróleo o carbón para comprar alimentos; mejor produzcamos nosotros mismos los alimentos. Y siguiendo ese razonamiento, nosotros tenemos muchas más capacidades para hacer agroindustria que hacer industrias a partir de los minerales; construir siderúrgicas es un proceso muy costoso, tarda mucho tiempo y consume mucha energía.
Sin embargo hay gobiernos, como el ecuatoriano, que a pesar de esta lógica virtuosa insisten en el extractivismo de modo radical, ¿por qué se da esto? No sólo el ecuatoriano, el gobierno uruguayo quiere desandar en la diversificación, quiere hacerse minero. Los gobiernos progresistas no han logrado aprovechar esta época de bonanza en explorar otras formas de desarrollo. No las han explorado; tienen una dependencia tan grande con los recursos fáciles de obtener que han abandonado esas otras exploraciones. Hay una culpa en estos gobiernos porque son los principales responsables de eso.

A pesar de todo el Ecuador hace un ministerio de minas, amplía las fronteras agrícola y petrolera, ¿qué pasa con los impactos? Nosotros dividimos los efectos en dos grandes familias. Una son los impactos locales, que son impactos ambientales, por ejemplo contaminación; hay impactos sociales, por ejemplo comunidades que deben abandonar territorios donde hacían agricultura; hay impactos sociales de la llegada del extractivismo que usualmente está asociada a incremento de la violencia social, prostitución, trata de mujeres; hay impactos sociales en la división dentro de las comunidades, entre los que están a favor o en contra del extractivismo, y finalmente estallan conflictos locales por sectores que resisten a esto. Luego tienes impactos territoriales, que son afectaciones a territorios preexistentes, por ejemplo de pueblos indígenas; hay impactos económicos pues las redes incipientes de economías locales desaparecen aplastadas por la empresa extractivista.
¿Y qué ocurre a escala nacional? En paralelo hay lo que nosotros llamamos el efecto derrame sobre cómo funciona todo un país. Y eso implica aceptar que haya violaciones de derechos humanos para que entre el extractivismo, y esa es una cosa que acepta el gobierno y todo un país. Otorgar beneficios a las empresas extractivistas, controlar la protesta ciudadana, vigilar a los líderes locales, criminalizar manifestaciones populares; entonces, cuando el Estado reacciona en cada uno de estos rubros se crea efectos derrame que cambian la dinámica política, económica y cultural del país y esto cambia para todo: hay una visión recortada de la participación ciudadana, de los derechos y así sucesivamente. Bajo esa formas recortadas se genera o se acentúan democracias cada vez más presidencialistas. 
¿Ahí se consolida y se requiere el liderazgo fuerte que perdura y es incontrastable, además? Esos líderes dicen: vamos a hacer minería y no se puede discutir más. Y la legitimación de esto es que yo gané las elecciones. Mecanismos que habían antes, de contrapesos entre los poderes, por ejemplo el poder judicial que controla lo que hacen los otros poderes, o respeto del poder ejecutivo los poderes locales de los municipios desaparece; contrapesos de democracia participativa de hacer consultas o referendos son anulados.

¿Se está refiriendo al Ecuador o es una matriz que se repite en todos los países? Se repite en todos los países, con diferentes gradientes, en algunos casos es más suave en otros es más fuerte. Pongo algunos ejemplos de otros países que pueden tener resonancia en el Ecuador: en Uruguay, el presidente Mujica ha impedido e incluso ha anulado las resoluciones municipales que declaraban a los municipios como libres de megaminería. El gobierno de Cristina Fernández de Kichtner tenía un programa de la Policía para vigilar y controlar a los líderes ciudadanos de la protesta. El gobierno de Lula no perseguía a la protesta pero judicializaba a los lideres ciudadanos; y por lo tanto les impedía seguir ejerciendo su protesta. El gobierno central deja de aplicar con rigurosidad los controles ambientales; es el caso de Bolivia, que tolera los incumplimientos ambientales y se genera contaminación. Es esto el efecto derrame: hay alteraciones de la dinámica democrática, de la dinámica política y en cómo funcionan las relaciones sociales. A mí, lo que más me impacta es que se tolere las violaciones de los derechos; porque una de las conquistas de los países del sur de los últimos años es un fuerte apego al sistema de derechos. O sea, a través de los extractivismos se tolera que se invada una comunidad o se lleve preso a algún dirigente o que nunca se investiguen asesinatos de líderes. 

En nombre del “bien mayor” que es el la lucha contra la pobreza… En nombre de que necesitas la plata del extractivismo para combatir la pobreza. Eso la gente lo está comenzado a tolerar y eso me genera alarma.

¿Por qué es tan parecido todo esto en América Latina? Se aplica de manera distinta, los estilos son diferentes, pero el carozo –como decimos los uruguayos- es el mismo. Y eso es por la adhesión a ideas convencionales del desarrollo que tiene que ver con esto de la cultura. Nosotros en el fondo tenemos una idea de desarrollo occidental; queremos el auto propio, el televisor de plasma y así sucesivamente y eso ha permeado todos los sectores; un bienestar material, el consumismo. Entonces, los gobiernos progresistas han generado una gran adhesión social basados en varias patas:
  • Una es el consumo popular, en todos los países con gobiernos progresistas se ha disparado el consumo popular; han aumentado la inauguración de centros comerciales y el acceso a bienes de consumo electrónicos y de vehículos.
  • El otro soporte es que a los sectores más desvalidos, más empobrecidos y marginados les doy un bono mensual, que es muy fuerte en Bolivia, Ecuador y en alguna medida en Brasil.
  • Y la tercera pata es una retórica de nuevo tipo, que hace apelaciones a lo nacional, a lo popular; es una retórica que tomó prestadas ideas y conceptos de la izquierda tradicional latinoamericana, pero las ponen en un contexto desarrollista convencional que era muy ajeno a las discusiones de esa misma izquierda veinte años atrás. Ese trípode más o menos funciona porque el consumo popular da el sustento que tienen estos gobiernos, sobre todo con las clases medias; también dan esa legitimidad los programas de reducción de la pobreza y sirve para la propaganda.
¿Son gobiernos posneoliberales o qué son los gobiernos progresistas? Hay que ser cuidadosos con las palabras. No creo que los gobiernos progresistas sean conservadores o neoliberales; todos son posneoliberales, hasta el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos, pero lo posneoliberal no describe muchas cosas de la situación actual. Los gobiernos progresistas no son gobiernos de la izquierda que se pensaba a fines de los noventa y a principios del año dos mil. Los gobiernos progresistas son un nuevo bicho político, que es el progresismo y en el cual un factor predominantes para configurarlo es el desarrollismo convencional (porque la izquierda quería salir del desarrollismo convencional, quería hacer otro modelo de desarrollo, luego podemos discutir si es bueno o malo) que sigue exportando materias primas, como en el siglo diecinueve, y se lo festeja; estos gobiernos no han logrado instalar programas efectivos de industrialización –en la administración del PT, Brasil se ha desindustrializado-somos más extractivistas que antes, tenemos democracias –no hay dictaduras- pero son muy recortadas por el híperpresidencialismo y el énfasis electoralista donde hay una negociación entre tener democracia electoral y aceptar recortar algunos derechos de las minorías. Entonces, este es un animal político nuevo que no tiene semejanzas con los anteriores y es muy distinto de lo que pasa con otros países del globo y despierta algún grado de adhesión porque mucha de esta gente es simpática, Mujica es simpático, Evo Morales tiene esa imagen de dirigente indígena, Chávez tenía su carisma; claro, si yo comparo a estos presidentes sudamericanos con los presidentes conservadores que hay en Europa la situación acá es mucho mejor; eso explica la admiración que hay por allá al experimento este progresista sudamericano; pero para el ciudadano de a pie que vive los regímenes progresistas lo cambios no se resolvieron ahora, hay una lista enorme de problemas que hay que atender, y estos gobiernos insisten en que ellos son la última alternativa, el fin de la historia, y cualquier otra alternativa es de derecha. 

¿El eje está ahí, en el progresismo versus izquierda?
 Creo que el eje de cambio radical, y por eso se ha desatado un debate, es en las discusiones alrededor de la idea genérica del Buen Vivir. Esta idea implica salir del debate repetido de los últimos setenta años de las variedades del desarrollo; te saca de la discusión sobre el desarrollo. Y me permite iniciar una discusión, para ir más allá de las ideas convencionales de desarrollo y permite hacer algo que es indispensable para la situación latinoamericana que es recuperar el diálogo y con respeto, con saberes de pueblos indígenas. No me gusta, no comparto y a veces me entristece esta manía de muchos intelectuales latinoamericanos de tener que seguir solo reflexionando y pensando con la política europea y con autores en inglés o en francés; hagamos un poquito más de política con quienes están acá al lado nuestro, aprendamos un poco más de ellos. Y ellos, como en parte está fuera del desarrollo, son fundamentales para pensar órdenes alternativos a las ideas convencionales de desarrollo. Ahí está la novedad. Y eso explica que en el gobierno de Evo Morales y de Rafael Correa haya una batalla por capturar la idea del Buen Vivir y reformatearla para hacerla afín a una lógica desarrollista convencional., que en el caso ecuatoriano se llama Socialismo del Buen Vivir y en el Boliviano se llama Buen Vivir como Producto del Desarrollo Integral. Es tratar de capturar eso que tiene unos enormes poderes de ruptura profunda y de alternativa.

¿Hay alternativa al extractivismo, al desarrollismo? La idea básica de la alternativa al extractivismo es que se pueden tener exportaciones mineras y petroleras para necesidades regionales y nacionales, pero no para nutrir el consumo de países industrializados o de China. Luego, tengo que reducir el papel de esos sectores extractivos y como complemento tengo que aumentar el papel productivo de los sectores agropecuarios. Eso requiere desarmar los subsidios y transferencias, muchas de ellas ocultas, que hacen los gobiernos a los sectores extractivos o vinculados al extractivismo y comenzar a usar ese dinero, que sí hay, para promover estas alternativas productivas. Necesitamos ordenamientos territoriales efectivos y una integración regional en serio. Hay varias alternativas que se discuten en diversos países, por distintos sectores, de cómo generar estos procesos de cambio para salir de la dependencia de minería, petróleo y monocultivos. 

¿Y por dónde van las resistencias desde lo político? Creo que lo están comenzando a pensar poco a poco. Hay una discusión florida y potente en Perú en torno a los caminos alternativos al extractivismo. Ha comenzado bajo un ambiente hostil, pero ha comenzado en Bolivia, porque se ha visto que extractivismo de empresas estatales o un cooperativismo capitalista popular sigue siendo contaminante. Y todo eso implica un debate político, pero este tiene dos particularidades: estas alternativas son postcapitalistas y postsocialistas a la vez, eso no lo entiende todo el espectro del progresismo de izquierda, porque para muchos de ellos el final de la utopía está en una empresa estatal extractivista, aunque esa empresa después reproduzca las lógicas perversas. Y el otro componente es que también es una tarea cultural, por estas bases de la cultura de que tenemos profundamente arraigada de que hay que explotar la naturaleza y hay que aprovechar la bolsa de oro sobre la que estamos sentados y de que queremos ser consumistas... Esto no se soluciona con un recambio de partidos políticos; implica transformaciones profundas en la cultura. Hay resistencias al extractivismo y una parte de éstas es para conseguir una mejor participación en el propio extractivismo; es un tipo de resistencia que entiendo y valoro porque hay comunidades pobres que necesitan ser compensadas; pero me refiero a algo más profundo y esto es que no se soluciona sólo en compensaciones económicas sino que está en cambiar la estructura, la lógica y las sensibilidades que sostienen el desarrollo extractivista.

Eduardo Gudynas Montevideo, 1960. Secretario Ejecutivo del Centro Latino Americano de Ecología Social, CLAES. MSc en Ecología Social. Su área de trabajo apunta a las estrategias en desarrollo sostenible en América Latina, con especial énfasis en la conservación de la naturaleza, la situación de las áreas rurales, y los límites y posibilidades que ofrecen la integración regional y la globalización para alcanzar la sustentabilidad. 

Fuente original: http://www.planv.com.ec/historias/entrevistas/gobiernos-progresistas-son-otro-tipo-bicho-politico
 
 Descubramos porqué es muy grave e irresponsable seguir promoviendo la unión (que es subordinación) de Nuestra América a China.


Los rasgos del “Efecto China” y sus vínculos con el extractivismo en América Latina
6 de febrero de 2014

Por Emiliano Teran Mantovani (Rebelión)


La dinámica geopolítica actual del moderno sistema-mundo capitalista, con sus permanentes convulsiones, desestructuraciones, altas manifestaciones de caos e incertidumbre, nos muestra que estamos frente a un cambio sistémico sumamente complejo y de grandes proporciones. La inviabilidad de un modelo histórico de carácter mundial, que se proyecta como una crisis civilizatoria, se conecta con una crisis hegemónica, en la cual la supremacía indiscutible estadounidense se va resquebrajando, al tiempo que se produce la emergencia de China como actor clave en la partida maestra de ajedrez del siglo XXI.
Es fundamental comprender que este proceso de reacomodo global y crisis hegemónica, dadas las condiciones actuales del desarrollo del capitalismo histórico, de las más sofisticadas y poderosas formas del imperialismo, y del rebasamiento de los límites del planeta, representa una especie de largo sismo geopolítico, de dimensiones incalculables.
Para América Latina es crucial atender al papel que juega China en esta dinámica. Las presiones externas de los capitales del gigante asiático, que operan en profunda articulación con su Estado, están teniendo significativos impactos en buena parte de las economías y sociedades nacionales de la región, lo cual es determinante no sólo en la viabilidad de los proyectos de transformación política que aún abanderan los llamados “gobiernos progresistas”, sino también en las posibilidades de estructurar mecanismos de defensa ante un recrudecimiento de la crisis económica global, y/o una nueva oleada de reestructuraciones neoliberales en la región.
La emergencia de China como actor geopolítico clave y la lógica del capital transnacional
Desde el año 2010, China sobrepasó a Japón como la segunda economía global, y a Alemania como el primer país exportador. Según el Centro Internacional para el Comercio y el Desarrollo Sustentable, en 2011, China superó a los Estados Unidos como el primer país con mayor producción industrial del mundo, es actualmente el principal productor agrícola global, y según el Centro para las Investigaciones Económicas y de Negocios, para el año 2020 la economía china representaría un 84% de la economía de los Estados Unidos [1] .

En la actualidad, la influencia de China en el sistema-mundo es enorme y tiene gran capacidad para ampliarla. Esta nación se ha hegemonizado en el este y el sureste de Asia; se calcula que hoy tiene el 40% de sus inversiones de la UE en Portugal, España, Italia, Grecia y Europa del Este –como forma de penetrar el mercado europeo por la vía de sus “periferias”–, según un estudio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores [2] ; ha incrementado sus acercamientos con Medio Oriente —principalmente con Arabia Saudí—; es el principal socio comercial y la mayor fuente de inversiones en África, siendo además, junto a Reino Unido, Alemania e India, uno de los países con mayor participación en el proceso de acaparamiento de tierras que se está desarrollando en ese continente [3] ; es el principal acreedor de bonos de la deuda de los EEUU; y registra un muy importante avance y posicionamiento en América Latina, principalmente en Brasil.
Cabe resaltar que la posición preponderante de China en el comercio mundial —el valor de sus intercambios comerciales fue de 4.16 billones US$ en 2013— viene de la mano con una estrategia de posicionamiento mundial del yuan, en su disputa con el dólar. Como lo explican los analistas Oscar Ugarteche y Ariel Noyola, la mira del gigante asiático está puesta en sustituir al dólar de su comercio, siendo que en 2013 alrededor de 390.000 millones US$ en exportaciones pasaron a facturarse en yuanes [4] .

Conscientes de ser ya el primer importador mundial de petróleo, y las consecuencias geopolíticas del amarre del mercado de crudos al dólar, China además quiere comerciar petróleo en yuanes, y está impulsando la creación de un mercado de futuros en esta moneda a través de la Bolsa de Futuros de Shanghái (SHFE), lo que de resultar exitoso, aumentaría el uso del yuan en el mercado petrolero mundial con el respectivo desplazamiento del dólar en el mismo, y la consiguiente reducción de su demanda global, con importantes consecuencias para la economía-mundo[5] .
A su vez, según la Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication, en octubre de 2013 el yuan se colocó segundo dentro del ranking de divisas más utilizadas para el financiamiento comercial —dejando al euro tercero—, al tiempo que se han realizado la firma de swaps cambiarios bilaterales con más de veinte países, lo que va creando un gran mercado para el yuan que va incrementando su papel como moneda internacional[6] .
Ugarteche y Noyola advierten que, si bien el yuan ha ganado posiciones como moneda de comercio y ahora como moneda de inversión financiera, aún está lejos de incrementar su status como moneda de reserva —los bancos centrales mantienen apenas 0.01% de sus reservas en yuanes—. No obstante, las estrategias de China para establecer mercados en yuanes (no sólo en el ámbito petrolero, sino también en el del hierro o el oro), establecen las bases para alcanzar un objetivo como este en un futuro no distante, siendo que para Patrick Zweifel de The Financial Times, en 10 años el yuan superaría al dólar como moneda de reserva [7] .
La política exterior económica del «Socialismo con particularidades chinas» —como lo ha denominado el propio Partido Comunista—, donde ha dominado el principio de mayor integración a la economía global, ha impulsado crecientes inversiones directas, muy aceleradas en la última década, al punto de colocarse hoy en el segundo lugar después de las inversiones extranjeras provenientes de los EEUU. El gobierno chino selecciona a las empresas que competirán en el mercado mundial —en su inmensa mayoría empresas de carácter público—, las apoya y se asegura que se orienten las inversiones a los intereses estratégicos chinos, desde una estrategia de largo plazo.
Las severas carencias de China respecto a algunos bienes comunes, en particular de agua y tierra fértil respecto a su población, y una serie de bienes primarios necesarios para la acelerada dinámica de producción industrial doméstica, determina su enorme apetito por los llamados “recursos naturales”. China es el principal consumidor del mundo de hierro por vía marítima, carbón térmico, acero acabado, plomo refinado, aluminio primario, zinc refinado, cobre refinado, níquel refinado, y segundo en petróleo [8] . De ahí la búsqueda del gigante asiático por reposicionarse en pro del control y la administración de fuentes energéticas y bienes comunes en todo el planeta.
La estrategia china persigue diversificar, en la medida de lo posible, el suministro de petróleo de su dependencia con el Medio Oriente; a su vez las compañías energéticas del país asiático tienen claros intereses en Sudán e Irán, lo cual ha creado tensiones con Estados Unidos en ambas áreas; ha tratado de invertir en los yacimientos del Mar Caspio y ha competido con Japón por el acceso al petróleo ruso; ha destinado préstamos para desarrollos petroleros a sus vecinos de Asia Central y los productores de América Latina, entre ellos Venezuela; ha firmado acuerdos no sólo para la explotación de petróleo convencional sino también de los no convencionales, como las arenas bituminosas de Canadá y la Faja del Orinoco venezolana; los acuerdos de extracción se han extendido a las áreas de gas, carbón, uranio y otros recursos naturales importantes también de Irak, Australia, Turkmenistán y Sudáfrica [9] ; y adicionalmente ha establecido acuerdos comerciales con países como Chile, Brasil, Indonesia, Malasia, Argentina y muchos otros más para importaciones agrícolas y madereras [10] . De ahí la reformulación de la política exterior estadounidense en la “Doctrina Obama”, otorgándole prioridad estratégica a la concentración de sus fuerzas en la región Asia-Pacífico.

Desde la crisis financiera mundial de 2008, China consigue una oportunidad única para la expansión del otorgamiento de préstamos externos, principalmente a países de los llamados “en vías de desarrollo” o “emergentes”. En la actualidad, por medio de bancos como el China Development Bank (CDB), Export-Import Bank de China (ExImBank) y el Banco de China, el gigante asiático ha prestado más dinero a estos países, que el propio Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo, aumentado así su influencia global. Un informe de la calificadora Fitch de fines de 2011 planteaba que el Eximbank había otorgado créditos por 67.200 millones US$ a los países de África subsahariana en los últimos 10 años —20% más que el BM—[11] , mientras que desde 2005 hasta 2012 China había concedido aproximadamente 86 mil millones US$ en compromisos de préstamos a países latino-americanos [12] . Este tipo de préstamos están íntimamente vinculados al acceso a la explotación de los recursos naturales y los proyectos de infraestructura de los países prestatarios.

El “Efecto China” en América Latina
China se ha convertido en un socio comercial clave para América Latina, y pudiera convertirse en el primero en este orden para la región en el futuro. El impulso chino ha sido determinante en el crecimiento sostenido de las exportaciones y del PIB de los países latinoamericanos. CEPAL (2012) afirma que el gigante asiático ya es el primer mercado de destino de las exportaciones de Brasil y Chile, y el segundo del Perú, Cuba y Costa Rica; también ocupa la tercera posición entre los principales países desde donde se originan las importaciones hacia Latinoamérica y el Caribe —13% del total—; y nuestra región se ha transformado en uno de los destinos más destacados de la inversiones extranjeras directas chinas [13] .
El informe de CEPAL “China y América Latina y el Caribe. Hacia una relación económica y comercial estratégica”, sostiene que la nación asiática podría desplazar a la Unión Europea como segundo socio comercial de la región a mediados de la próxima década. Según esta institución, incluso si la demanda de China de los productos de América Latina y el Caribe creciera solo a la mitad del ritmo registrado en la década 2001-2010, este país pasaría a ser el segundo mayor mercado para las exportaciones de la región para este año 2014 superando a la Unión Europea. Del mismo modo, en el caso de las importaciones se prevé que China supere a la Unión Europea en 2015, tendencia que podría moderarse si se dinamizara el comercio bilateral tras los acuerdos de asociación de la UE con Centroamérica, el Caribe, la Comunidad Andina y, eventualmente, el MERCOSUR [14] .

De 2000 a 2012, el intercambio comercial entre Latinoamérica y China pasó de 12 mil millones a 250 mil millones US$, según CEPAL, con lo que el mismo se multiplicó por 21, siendo que las exportaciones regionales en este período crecieron 25 veces, y las importaciones 18 [15] . En 4 años (2008-2012), las exportaciones de América Latina al país asiático prácticamente se duplicaron, pasando de 5% a 9,1% del total de la región —si se suma el petróleo se llega a 15,3%.
Los principales productos que obtiene China del intercambio comercial con América Latina son cobre, hierro, soja y petróleo crudo. Para Brasil, Chile y Perú, el país asiático representa una cuarta parte del total de sus exportaciones de productos de base primaria para el año de 2012. Resalta sobremanera la extraordinaria velocidad con la cual China escaló posiciones de importancia en el comercio de algunos países de la región. De 2000 a 2008, es notable como en Colombia pasa de puesto 35 al 4 como receptor de sus exportaciones, y del 15avo al 2do puesto como origen de importaciones. También destaca su reposicionamiento en Costa Rica (del 26 al 2 en exp., y 16 al 3ero imp.), Venezuela (del 37 al 3 en exp., y 13 al 3ero imp.), Panamá (del 22 al 4 en exp., y 17 al 4to en imp.), México (del 25 al 5 en exp., y 6 al 3ero imp.) y Brasil (del 12 al 1 en exp., y 11 al 2do imp.), quien tiene en China su principal socio comercial. De igual forma, para este período las mercancías chinas lograron posicionarse en los primeros lugares de países como Perú, El Salvador, Nicaragua, Ecuador y Guatemala [16] .

La gran mayoría de las inversiones realizadas por China entre 2000 y 2011 provinieron de empresas públicas y se orientaron en casi un 90% a las actividades del sector primario [17] . Las inversiones chinas del tipo greenfield (proyectos o iniciativas totalmente nuevos), que son expresiones de las orientaciones de los intereses estratégicos del gigante asiático —25% de los flujos de este tipo de sus inversiones en el mundo van hacia ALC—, muestran que la agricultura se ha convertido, sino en el objetivo más importante, en uno de los principales —un proyecto sojero de 2.500 millones US$ en Bahía, Brasil, y un par de convenios para el cultivo de granos de más de 1.000 millones US$ cada uno en Argentina, son muestra de ello—, aunque, como afirman Ray y Gallagher, aún es pronto para saber si se trata de una tendencia estratégica de largo plazo por parte del gobierno chino [18] .

5 sectores principales de las inversiones greenfield chinas en América Latina para el período 2008-2012 comprenden el 90% de las mismas, y se concentran básicamente en países estratégicos dependiendo del rubro. A parte de los alimentos y el tabaco, aparecen los equipos para el sector automotor (19,9%) (Brasil, México y Argentina), metales (25,3%) (Perú, Guyana y Brasil), carbón petróleo y gas natural (Venezuela, Costa Rica y Cuba), y comunicaciones (Brasil y Colombia).
El otro tipo de inversiones chinas en América Latina, las fusiones y adquisiciones, se dan en su gran mayoría en relación a la industria petrolera —69,6% del total de este tipo de inversiones en ALC para el período 2008-2012—. En todo caso, las inversiones directas chinas aún representan un porcentaje relativamente bajo respecto al total de las inversiones extranjeras directas (IED) en la región: de los 174.500 millones US$ que ALC recibió en flujos de IED en 2012, China aportó solo 9.200 millones, el 5,3% del total [19] .

Por otro lado, China se ha convertido en una fuente importante de financiamiento para Latinoamérica, en especial para países como Venezuela (1er lugar con 44,5 MM US$ hasta 2012), Brasil (2do con 12,1 MM US$), Argentina (3ero con 11,8 US$) y Ecuador (4to con 9,3 MM US$) [20] . Para el caso de Venezuela y Ecuador, que tienen mayores dificultades para acceder a los créditos internacionales de capital, los préstamos chinos han sido una opción atractiva —estos dos países representan el 67% del total de los préstamos chinos en la región—. La gran mayoría de estos créditos se orientan al desarrollo de proyectos de extracción y producción, en forma de infraestructuras (puertos, etc.) o inversiones directas en materias primas.
De 2008 a 2012, casi la mitad de los préstamos realizados (38.600 US$) se ha ido a infraestructura, principalmente a Venezuela y Argentina. Poco más de la cuarta parte del total de los créditos se ha dirigido a energía y minería, las cuales reciben la mayor atención, donde resaltan las inversiones petroleras en Brasil (pre-sal) y Ecuador [21] . Como ya hemos mencionado, los créditos chinos para ALC fueron mucho mayores que aquellos de la banca occidental —destacan los 37.000 millones US$ de 2010—, con una enorme mayoría de los mismos con montos de mil millones US$ o superiores, en comparación al BM, que solo otorgó un 22% de sus préstamos por estos montos, o el 9% de los del BID [22] .
Los préstamos chinos representan vínculos y encadenamientos comerciales con la región que se canalizan con la mira puesta en los objetivos estratégicos del país asiático. Es importante mencionar que d entro de los paquetes crediticios chinos existen un tipo de ellos que son los “préstamos por petróleo”, que aplican aun si los fondos mismos no se hayan dirigido específicamente para el desarrollo de este sector energético. Este tipo de préstamos para ALC representa más de dos tercios de los compromisos de la región con China para el período 2008-2012, alcanzando los 59 mil millones US$.
Desde 2008, Venezuela ha negociado seis de estos préstamos (un total de 44.000 millones US$), Brasil firmó uno por 10.000 millones US$ (2009), Ecuador firmó dos compromisos por petróleo de 1000 millones US$ cada uno (2009 y 2010) y dos más por 3.000 millones en 2011 [23] . A su vez, también es importante resaltar que existen líneas de crédito chinas vinculadas con la importación de bienes de este país, en las cuales se conviene que una parte del préstamo se gaste en el consumo de mercancías asiáticas por parte del país deudor.
A pesar de que China continúa otorgando créditos soberanos, los montos de los mismos han disminuido en 2011 y 2012 respecto a 2010: 6.800 millones US$ en 2012, casi la mitad de 2011, y 80% menos que en 2010. No obstante, Ray y Gallagher plantean que los préstamos del CDB y del ExImBank a los gobiernos latinoamericanos tienden a ser líneas de crédito en las que es probable que dichos gobiernos requieran tiempo para disponer de ellas, por lo que esto no necesariamente representa una desaceleración de la nueva deuda [24] .
Esta dinámica descrita, desde al menos principios de este siglo, tiene extraordinarias implicaciones geopolíticas y políticas para los países latinoamericanos, principalmente los más tocados por la fuerza del avance chino en el sistema-mundo capitalista. Repercute enormemente en sus modelos dependientes, en sus esquemas domésticos de poder, en sus sistemas sociales, y en sus vinculaciones territoriales y de relacionamiento con la naturaleza.
La política oficial del gigante asiático para América Latina (2008) enuncia que “ China tratará a los países latinoamericanos y caribeños en pie de igualdad y respeto mutuo (…) De acuerdo con el principio de beneficio recíproco  [25] . Sin embargo, la disputa geopolítica, los intereses estratégicos chinos, y en primera instancia, la lógica del capital, orientan esta relación hacia la profundización de nuestra función específica en la División Internacional del Trabajo y de nuestra condición de dependencia sistémica, en un contexto de crisis global que incrementa las vulnerabilidades de nuestra región.
La orientación extractivista de esta relación sino-latinoamericana se hace evidente al comparar el porcentaje de exportaciones de bienes primarios respecto a las exportaciones totales de América Latina en el mundo entre 2008 y 2012, que fue de 56%, y las exportaciones de la región sólo al país asiático, que en bienes primarios representaron la significativa cifra de 86,4%. Si advertimos que el 63,4% de lo que importa China son bienes manufacturados [26] , se hace más notorio el papel de provisor de commodities que los asiáticos necesitan que cumplamos, lo que va en dirección opuesta a las reivindicaciones históricas de que Latinoamérica salga de la dependencia de únicamente vender naturaleza al mercado mundial capitalista.
Varios países de la región han visto como prácticamente se duplica su dependencia en la exportación de bienes primarios a China, tales como Brasil (hierro y soja), Argentina (soja), Perú y Chile (cobre y metales no ferrosos para ambos países) [27] . Lo que es fundamental resaltar, es que mientras China crece en importancia como mercado de exportación y genera presiones a la profundización del extractivismo en la región, cae el peso de la exportación de bienes manufacturados respecto al total de ALC, pasando de representar el 53% del total de exportaciones en 2002, al 39,7% en 2012, típico efecto de los ciclos de crecimiento y boom de los ingresos rentísticos por commodities. Además, desde 2008, el 70% de las exportaciones latinoamericanas a China provienen sólo de 6 sectores de 2 ó 3 países cada uno, lo que refleja notables niveles de concentración extractiva de productos en su mayoría no refinados, que expone a la región a las fluctuaciones en los precios de los productos básicos [28] , en buena medida influidos por la especulación financiera.

El posicionamiento de las mercancías chinas por la vía de la importación en numerosos países de la región está estrechamente vinculado con las consecuencias “desindustrializadoras” propias del llamado «Efecto China». Nueve de las principales diez importaciones provenientes de China hacia ALC son manufacturadas con un fuerte énfasis en electrónica y vehículos. El tipo de producto manufacturado que se importa primordialmente (en orden de importancia relativa) son equipos y repuestos de telecomunicaciones (9.3% 2008-2012), máquinas y equipos de procesamiento automático de datos (3.8%), barcos, botes y estructuras flotantes (4.0%), instrumentos y aparatos ópticos (3.3%), productos derivados del petróleo (2.7%), calzado (2.5%), maquinaria y aparatos eléctricos (2.3%), motocicletas, ciclomotores, bicicletas y carros (2.0%), repuestos para máquinas de oficina (2.1%), carritos de bebé, juguetes, juegos y productos deportivos (2%) [29] . ¿Son estas importaciones las más convenientes para favorecer a un proceso de transición hacia modelos menos dependientes del capital globalizado?
Las muy significativas diferencias en precio y productividad de la industria china en comparación con la mayor parte de la producción industrial de la región genera grandes presiones que reafirman los procesos de reprimarización económica e impulso extractivista, profundizando los rasgos de la relación funcional centro-periferia. Mientras los exportadores latinoamericanos dependen de unos pocos productos básicos, vulnerables a las fluctuaciones de precios, las exportaciones chinas manufacturadas hacia la región, que son más diversas y menos concentradas, han crecido en cantidad y valor al punto que desde 2011 existe un déficit en la balanza comercial de ALC. Estos efectos mencionados en general, tienen muy importantes implicaciones en el curso de las transformaciones políticas que vive Latinoamérica.
Venezuela, el “Efecto China” y la acumulación por desposesión
China es hoy el segundo socio económico de Venezuela (según estudio del INE) y un aliado geopolítico estratégico. El gigante asiático es uno de los principales inversores en los proyectos de explotación petrolera de la Faja del Orinoco, acompañando al gobierno nacional en su objetivo de aumentar la cuota extractiva en el futuro próximo. China importa casi el 12% del petróleo que consume de América Latina, siendo que cerca de la mitad de éste (46%) proviene de Venezuela.
Según expresara en su momento el presidente Chávez, entre 2001 y 2011 se suscribieron más de 350 acuerdos e instrumentos entre ambas naciones [30] principalmente en áreas de infraestructura —como un proyecto de ferrocarril y la Gran Misión Vivienda Venezuela—, energía, agricultura, minería, petroquímica y transporte, entre otros. Estos proyectos están siendo financiados a partir de la creación del Fondo Chino, establecido una vez que Venezuela iniciara el suministro petrolero a los asiáticos en 2007, y los dos gobiernos firmaran acuerdos denominados de Cooperación Financiera de Largo Plazo para “acelerar el desarrollo social y económico de Venezuela [31] .
Destaca que Venezuela representa casi dos terceras partes del total del financiamiento de infraestructura que China dio en toda Latinoamérica (unos 28.000 millones US$) [32] . A su vez, será el país asiático quien financie nuestro camino a la ampliación de los proyectos de minería —insólito para el país con la mayor reserva de petróleo del mundo—, al firmar Venezuela un convenio a fines de 2009 por mil millones US$ (casi la cuarta parte de lo financiado para minería por China en ALC) con el CDB. La empresa transnacional china Citic elabora en la actualidad, junto con el Instituto Nacional de Geología y Minería (Ingeomin), el llamado mapa minero de Venezuela –«la exploración geológica de las reservas minerales en el país»–, misma empresa que, luego de la nacionalización del oro en 2011 por parte del Gobierno Nacional, firmó a fines de febrero de 2012 un acuerdo con éste, en la figura de empresa mixta, para la explotación de oro en una de las minas más grandes del mundo, Las Cristinas —unas 17 millones de onzas de reservas estimadas [33] .

Además de créditos en forma de financiamientos conjuntos para inversiones discrecionales, un préstamo para el proyecto de refinería Abreu e Lima (2011), y otro para compras de productos relacionados con el petróleo (2012), en 2010 se estableció específicamente una línea de crédito relacionada con el comercio. El plan de créditos de 20.000 millones US$ del Fondo Pesado (2010) también se orienta a proyectos e importación de bienes chinos. Esto se conecta, por ejemplo, con la ampliación en el mercado venezolano de teléfonos celulares marca Haier, y las facilidades de bajos precios y créditos a largo plazo y sin intereses de aires acondicionados, televisores, lavadoras, entre otros, en el marco de la Misión Mi Casa Bien Equipada [34]  y la llamada “Cédula del Buen Vivir”. La recreación de una sociedad de abundancia sostenida en la renta petrolera y articulada a tratados comerciales externos, tiene su génesis en la firma por parte de Pérez Jiménez en 1952 de la versión revisada Tratado Comercial entre EEUU y Venezuela de 1939 para mantener condiciones muy favorables para la importación de bienes manufacturados de ese país, en “defensa del acceso del público a bienes de alta calidad a precios razonables”. La fórmula parece similar en la actualidad, pero sustituyendo en los tratados a los EEUU por China.
Es importante subrayar que los créditos chinos son pagaderos con petróleo, lo que implica que una serie de gastos y compromisos futuros, y la expectativa de realizar otros nuevos en nombre del mentado “desarrollo”, se respaldan en la naturaleza “rentable” que comprende el territorio nacional, y un porcentaje de la producción nacional se destina para pagar dichos préstamos, lo que en un contexto de severas dificultades y desequilibrios económicos en el país, amenazan con la viabilidad económica de la Revolución Bolivariana. Basta pensar en un hipotético escenario de caída de los precios internacionales del crudo —como ya ocurrió en 2009— para hacer más claro la notable vulnerabilidad de esta situación.
A estas alturas, aún si sumáramos los préstamos chinos, los del BID y del BM en América Latina desde 2005, tendríamos a Venezuela en primer lugar de la región en créditos adquiridos, destacando que sólo ella ha recibido casi la mitad de los mismos emitidos por China en toda ALC. El presidente del BANDES, Gustavo Hernández, reconoció en enero de 2014 que el financiamiento de China “supera en todos los tramos más de los 40 mil millones de dólares [35] , de los cuales, según afirmara en agosto de 2013 el Ministro para la Energía y Petróleo, se habrían cancelado 20.000 millones US$ [36] . La extensión de 5 mil millones US$ del Fondo Chino para “viviendas e industrias” depositada en diciembre de 2013, así como nuevas solicitudes crediticias, supondrían un aumento de la cuota de envío de petróleo al país asiático como pago de la deuda, que en la actualidad se encuentra en alrededor de 250.000 barriles diarios, lo cual achicaría y comprometería aún más los montos disponibles para gastos corrientes.
Es fundamental reflexionar sobre las implicaciones que el tipo de encadenamiento bilateral que mantenemos con China pueden tener tanto en las pretensiones de transformar el modelo rentista y llevarlo a formas productivas alternativas —en el caso de las corrientes más voluntariosas de la Revolución Bolivariana, ir hacia el “Estado Comunal”—, como en las propias posibilidades de viabilidad futura de un proyecto social de inclusión popular nacional, en un mundo donde las fuerzas del capital globalizado presionan enormemente para avanzar hacia procesos masivos de acumulación por desposesión.

La forma como se estructuren las relaciones económicas internacionales determinan la política doméstica —y más para un país periférico como Venezuela— y delimitan las posibilidades de avanzar, o no, hacia modelos post-extractivistas en el país y la región —piénsese, por ejemplo, en las terribles consecuencias que acarrearía para los pueblos de los países del MERCOSUR, la concreción de un inminente TLC con la Unión Europea [37] . China, por la potencia de su economía y las características de su nación, por su política económica exterior, y por los efectos que ha generado su crecimiento en el mundo, representa hoy la fuerza más dinámica en el reforzamiento de los patrones coloniales/imperiales. China está en disputa por la hegemonía del sistema capitalista, y su expansión está determinada por la lógica depredadora del capital, a pesar del acuñado “socialismo con características chinas”.

Los crecientes compromisos rentísticos internacionales que adquiere Venezuela en nombre del “desarrollo”, lo inserta en un círculo vicioso que lo obliga a la necesidad de captar cada vez más renta. De esta forma la misión desarrollista del petro-Estado venezolano hace evidente que cada vez más factores exógenos determinan la realidad nacional. La conexión de los convenios de endeudamiento progresivo con China, con el Plan Siembra Petrolera y el Plan de la Patria —duplicar la extracción petrolera para financiar la «modernización» y poder pagar con petróleo su costo—, al contrario de lo alegado en la retórica política sobre la “independencia” (el Obj. I del Plan de la Patria), encierra a Venezuela aún más en su limitada función extractivista, al tiempo que profundiza el modelo de sociedad que en teoría queremos cambiar, y nuestro nexo de tipo enclave que tenemos con los grandes capitales transnacionales, debido a que los acuerdos y proyectos firmados van estructurando los compromisos y haciendo más rígido el esquema de organización productiva, sometido a una serie de contratos de corto, mediano y largo plazo.
Los desajustes y desequilibrios que vivimos en nuestra economía doméstica, impulsados en muy buena medida por los efectos de las descompensaciones internas que produce la llamada “Enfermedad Holandesa”, producto del boom de los commodities que desde 2004 ha estimulado primordialmente China, se inscriben en una larga crisis de agotamiento estructural del modelo del capitalismo rentístico nacional que se da desde hace unos 30-40 años [38] . Aquí se mezclan las consecuencias del llamado “Efecto Venezuela” con el denominado “Efecto China”, lo cual siembra dudas sobre la posibilidad de mantener el curso actual de captación de la renta petrolera en el país, y la consiguiente probabilidad de intensificación del endeudamiento externo y vulneración a procesos masivos de acumulación por desposesión.
Una más intensa integración a la globalización capitalista nos hace más dependientes y vulnerables ante un sistema-mundo en crisis, lo cual resulta muy peligroso. Debemos atender a lo que hemos denominado, a partir de David Harvey, el neoliberalismo mutante. La acumulación por desposesión opera también mediante finos mecanismos desterritorializados, moleculares e híbridos, pudiendo coexistir con formas de control estatal. Paradójicamente, en la medida en la que un Estado periférico administra los procesos expansivos domésticos de articulación con el capital transnacionalizado, abre el camino para un progresivo ataque y desmantelamiento de los propios dispositivos de protección estatal.
El neoliberalismo post-consenso de Washington no opera primordialmente bajo la lógica del «shock», por lo que es fundamental tratar de detectar esos mecanismos moleculares de acción antes que sea muy tarde. En este sentido es menester preguntarse, ¿qué supone la flexibilización de algunos parámetros de los proyectos de la Faja del Orinoco en favor de las transnacionales, y qué factores geopolíticos los propician? ¿Qué suponen algunas medidas económicas tomadas con carácter de apertura, y qué factores sistémicos los promueven? ¿Qué procesos de la acumulación de capital doméstica está administrando el Estado y cómo lo está haciendo?
Por último, es esencial hacer notar que, s i Venezuela y en general, América Latina, han basado su crecimiento en los ingresos por exportación a partir de la demanda de materias primas de China, es obvio que esto no será para siempre. Si el crecimiento chino, que muestra tendencias de frenado desde hace más de dos años —en 2012 tuvo la tasa de crecimiento más baja desde 1999 [39] —, llegara a ralentizarse o a disminuir en el mediano plazo, o bien si el gigante asiático dirigiese su mirada hacia adentro, en busca de un rebalanceo de su economía, esto tendría importantes impactos en América Latina y, en general, en la economía mundial. El asesor económico Daniel Munevar afirma que: “En este contexto, para los futuros y derivados sobre las materias primas la desaceleración del crecimiento de China sería el equivalente de lo ocurrido en el verano de 2007 con los primeros problemas de las hipotecas subprime  [40] .
Existen alternativas a estos tipos de encadenamientos sistémicos, que requieren otro espacio para exponerlas con mayor detalle. Sólo mencionamos tres elementos: desconexión selectiva, comercio de los pueblos intrarregional estilo ALBA en pro primordialmente de una soberanía alimentaria, y transiciones desde la soberanía y administración territorial visto desde las comunas.
* Emiliano Teran Mantovani es sociólogo de la Universidad Central de Venezuela, investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) y hace parte del equipo promotor del Foro Social Mundial Temático Venezuela.
Fuentes consultadas: (…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario