jueves, 30 de abril de 2015

Nuevo Encuentro convoca al electorado a decidir el destino del kirchnerismo y no el del país.


De ahí la necesidad de un Frente cultural político para
 
 plantear qué país se devasta con la extorsión 

presidencial a consumir.
 
 

Se trata de escudriñar el progresismo que se autoproclama como la alternativa al neoliberalismo pero elude la realidad de su actual profundización y perfeccionamiento como lo patentizan el supermercadismo y el sistema financiero formando parte de la minoría privilegiada por el 'modelo'. De ahí la importancia de ver en qué anduvo y anda Nuevo Encuentro pese a su casi nula representatividad del Kirchnerismo que se sostiene en el Partido Justicialista y la CGT de los gordos, la expresión más menemista del sindicalismo empresario. 
 
El 28 de abril de 2009, en la constitución de la mesa del frente, Sabbatella declara: "Nuevo Encuentro expresa capacidad de gobernar desde una perspectiva progresista y popular. Nuevo Encuentro une ética pública, compromiso social y capacidad de gestión. Rompe con la cultura del progresismo testimonial y construye un progresismo de gobierno, un progresismo que se hace cargo". Nuevo Encuentro incluye al Partido Comunista de la Argentina y se funda como un frente independiente al Frente Para la Victoria. Afines del año 2011,  Martín  Sabbatella y Carlos Heller votaron por la ley antiterrorista como diputados de Nuevo Encuentro. Es decir, éste ha degenerado la política también lo hizo  bloqueando a dos luchas gremiales con consecuencias a favor de todos los trabajadores, como la de los docentes y la de los trabajadores del subte.
 
Prueba que los reformistas hoy sólo pueden servir al capitalismo e imperialismo. El Frente cultural político precisa desenmascararlo mediante la deliberación popular sobre qué progreso e izquierda representa.

 

Sabbatella: “El kirchnerismo es presente y es futuro”
5 de octubre de 2014 

Más de 30 mil militantes del Frente Nuevo Encuentro protagonizaron este sábado un masivo acto en el Estadio del Club Atlanta de la Ciudad de Buenos Aires. Bajo la consigna “Cristina presente y futuro”, el frente kirchnerista reunió a militantes de todo el país como demostración de apoyo y defensa del proyecto nacional y el liderazgo de Cristina, por la continuidad del rumbo que vive nuestro país desde 2003. 

El acto se inició formalmente con el Himno Nacional, interpretado desde el escenario por el artista popular Horacio Fontova. Luego, los referentes provinciales Cinthia Luján (San Luis) y Hugo Condorí (Jujuy), y el diputado nacional Carlos Heller se dirigieron a la militancia. El cierre estuvo a cargo de Martín Sabbatella quien expresó que: “para nosotros el kirchnerismo es una huella profunda en la historia de nuestro país, una identidad fundante, que construye un sentido de pertenencia. El kirchnerismo es un diálogo profundo con la historia, es la intensidad de las transformaciones del presente, y es mirar con esperanza al futuro”. 

Además de la dirigencia de Nuevo Encuentro de todo el país, estuvieron presentes en el acto referentes políticos, sociales y culturales de todo el arco kirchnerista, nucleados en el espacio Unidos y Organizados. 
Durante su discurso, Sabbatella remarcó que “el kirchnerismo es historia, es presente y es futuro. Dialoga y se nutre de lo mejor de nuestra historia nacional, popular y latinoamericana. El kirchnerismo son esos gritos libertarios, son las luchas emancipatorias de nuestra América morena, es la potencia plebeya de los movimientos populares, es el pensamiento nacional, popular y democrático en el siglo XXI”, arengó el principal referente de Nuevo Encuentro. 

“Somos orgullosamente kirchneristas y defensores del proyecto nacional y popular. Somos orgullosamente soldados de la presidenta porque creemos en este proyecto, porque nos emociona y nos enamora lo hecho, y nos duele lo que falta. Y como nos duele lo que falta, defendemos este camino porque sabemos que, lo que falta, sólo se hace posible por este rumbo y con Cristina a la cabeza”, expresó el dirigente kirchnerista. 

“El 10 de diciembre de 2015, Cristina deja de ser presidenta pero no dejará de ser la líder de este movimiento político; que tiene el rol histórico de seguir defendiendo los intereses del pueblo por los próximos largos años de la Argentina”, remarcó Sabbatella. 

“Néstor Kirchner se comprometió a no dejar las convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno, y lo que hizo fue llenar la Casa Rosada de esas convicciones. Son las mismas que Cristina defiende día a día. Ahora, nuestro mayor desafío, el del conjunto de la militancia kirchnerista, es garantizar que esas convicciones no salgan nunca más de la Casa Rosada”, cerró el dirigente de Nuevo Encuentro. 

Por su parte, el diputado nacional Carlos Heller sostuvo: “Nosotros estamos aquí firmemente convencidos del rumbo que se ha elegido, nosotros estamos aquí profundamente comprometidos con respaldar este rumbo, vuelvo a decir: tenemos un proyecto al que bancamos, tenemos un liderazgo que reconocemos en el presente y en el futuro”. 

“Tenemos propuestas para cada una de las cosas que tenemos que llevar adelante, creemos que efectivamente hay que seguir profundizando, lo dice la propia Presidenta, nadie dice que está todo bien ni que está todo resuelto. Nadie, nosotros tampoco”, continuó el dirigente nacional. 

Lo que sí decimos con absoluta convicción es que todo lo que falta está en el camino que vamos y que cambiar el rumbo es empezar a desandar todo lo que hemos conquistado. Entonces, compañeros y compañeras, con la fe, con la fuerza, con las convicciones, con el convencimiento de que este es el camino correcto, con el respaldo que todos ustedes nos dan para seguir peleando por todo eso, vamos sin desmayo a seguir construyendo el futuro, que para que estas cosas sean concretas hacen falta largos períodos, que no se resuelven en 8 años. Los que plantean la alternancia lo hacen porque saben que lo conservadores no necesitan mucho tiempo para conservar lo que está. Tiempo hace falta para cambiar”, concluyó Heller, referente nacional del frente kirchnerista. (...)
 
Fuente: http://www.partidoencuentro.org.ar/actualidad/23-noticias/2699-sabbatella-el-kirchnerismo-es-presente-y-es-futuro

 
Deschavarlo mediante contrastación de su discurso o el de CFK con la realidad concreta que denuncian las organizaciones en resistencia al avasallamiento de derechos humanos. Pero también mediante escrutinio de propósitos y propuestas de Marea Socialista que forma parte de UNETE y de PSUV en Venezuela. Análisis que permitirá al Frente cultural político promover el protagonismo popular con rumbo hacia adueñarse del destino común.
 
 
“Podremos defender con posibilidades de éxito el Proceso Bolivariano y sus conquistas y enfrentar los intentos desestabilizadores de la derecha internacional y local, la de adentro y la de afuera”. Si del debate con las bases del proceso “se avanza hacia lograr que la crisis actual la paguen los que la provocaron los empresarios, las cúpulas políticas y la burocracia corrupta y no el pueblo”.

Editorial nº 1 del 23/02/2015
El intento de golpe y la nueva Coyuntura…
25 de febrero de 2015
 
Por Marea Socialista  (Rebelión)
El frustrado intento de golpe viene a probar el nivel al que ha llegado la crisis en el país. A la situación económica, alarmante para la mayoría del pueblo que vive de su trabajo, se suma el impacto que tiene en el imaginario colectivo la acción golpista develada el 12 de febrero último.
Una intentona realizada por oficiales activos de la FANB que contaría con la inspiración de parte destacada de la dirección política de la derecha local, como sugiere la detención del Alcalde Mayor Antonio Ledesma y con claro respaldo internacional de Estados Unidos y sus subordinados del PP español y de Suramérica. Así se ha agrietado, quiérase o no, un elemento, quizás el último, que perduraba como base de estabilidad política: la certeza de que las fuerzas armadas como un todo sostenían al gobierno.
Pero confundir la dinámica de la situación con el momento concreto, es decir, la grieta con el quiebre total, puede ser el mayor error que se cometa en el análisis de situación. El gobierno del Presidente Maduro tiene una ventaja: aún hoy, a pesar de que se desarrollan, con velocidad de vértigo una serie de condiciones, de las cuales la más grave es la crisis económica, la situación está represada, aunque esta ventaja esté rodeada de un mar de confusiones y de conflictos aislados. Sin embargo, la detención de Ledezma, la vuelta de La Hojilla y el pedido sobre Julio Borges y María Corina Machado, muestran que estamos en el inicio de una nueva coyuntura política.
Porque decir que la situación está contenida no significa que esté quieta. No es que con la develación del golpe haya terminado, es que ha empezado una batalla decisiva. Y, en este caso, como en los primeros minutos de un match de box, los actores sociales y políticos se estudian, hacen fintas, se mueven, amagan con lanzar un golpe para estudiar la reacción del oponente y así, hasta definir su línea de combate. Por ahora no está claro en cuál escenario se dará el round decisivo de esta coyuntura. Por eso cualquier situación puede presentarse. De todas formas, pareciera que lo más probable, en todo caso lo más sensato, es que todos los escenarios futuros deberían pasar primero por la alcabala de las elecciones legislativas de este año.
Visto desde el lugar de los que defendemos el Proceso Bolivariano, es tiempo de pensar con cabeza fría, debatir las causas profundas que nos han traído hasta aquí y definir los pasos a seguir. No es tiempo de propaganda hueca, vacía, tampoco de polarización electorera. Se trata de explicar pacientemente a nuestro pueblo las condiciones reales que hoy plantea la lucha y de hacer las propuestas para que, cambiando el rumbo actual, el gobierno aplique las políticas y medidas de solución a la crisis que el pueblo perciba como correctas para defender sus derechos.
El debate en la oposición: Dos tácticas que confluyen
La crisis en la oposición está asentada en una diferencia de política. Y ese matiz es transversal a los partidos y formaciones que integran ese arco, no corresponde sólo a algunos partidos o grupos. Aunque algunos de estos partidos o dirigentes son la avanzada de cada una de las tácticas.
Mientras que el sector con métodos más contrarrevolucionarios, más radicalmente fascistoide, sostiene la necesidad de una “salida” abrupta del gobierno, y la viene impulsando, acompañado por el gobierno norteamericano y la ultra derecha continental, otros actores, todavía aparentemente mayoritarios entre los dirigentes opositores al chavismo, diseñan un rumbo más gradualista, de acumulación de fuerzas y por ahora electoral. Estas dos tácticas en realidad expresan dos caras de la misma moneda.
Pero creer que esas diferencias tácticas son insalvables, o que alguno de esos sectores es “pacífico o democrático”, es ilusorio. Ellos, más allá de sus diferencias, tienen un acuerdo estratégico: los dos quieren liquidar la Revolución, el Proceso Bolivariano. Ambos buscan borrar de la faz de la tierra hasta el recuerdo del Legado de Chávez. Es decir: las conquistas sociales, políticas, culturales y económicas del Proceso. Y sobre todo pretenden borrar la idea de Justicia Social que se logró instalar en el alma de nuestro pueblo. Para esto cuentan además del apoyo internacional con la colaboración de la derecha interna anidada en el gobierno.
Un nuevo llamado a la rectificación al presidente Maduro
Desde Marea Socialista hemos presentado reiteradamente propuestas para la emergencia. Estas propuestas son alternativas a las medidas que viene implementando el gobierno del presidente Maduro. Son muchos los que sostienen propuestas similares a las nuestras, como el Profesor Luis Brito García, (Miembro del Consejo de Estado) entre ellos.
Pero no han sido escuchadas. Las medidas del gobierno siguen por otro rumbo: Las leyes habilitantes de fin del año 2014, con la apertura de las zonas económicas especiales y la nueva ley de inversiones extranjeras. La apertura del SIMADI, un nuevo mercado cambiario de características especulativas similar al “dólar permuta” que llevó a la crisis bancaria del 2009, y que ha provocado una fuerte devaluación. La reducción de importaciones para cumplir los pagos de una deuda externa sospechada de ilegítima. Noticias periodísticas como la aparecida el sábado 21 de febrero, donde altas fuentes del gobierno dicen que se prepara la devolución de empresas nacionalizadas, el ajuste de precios permanente en los productos básicos como pollo, carne, azúcar, harina, arroz, transporte público, el desabastecimiento, el próximo aumento del precio de la gasolina, y un salario deteriorado en extremo, todo ello complica, todavía más, la situación del pueblo que vive de su trabajo.
Estas medidas que está aplicando o aplicará el gobierno y las consecuencias que provocan, son las que, desde nuestro punto de vista, atacan en primer lugar las conquistas del Proceso y están provocando un malestar creciente en nuestro pueblo.
De continuar este rumbo, se profundizará y se hará irreversible la pérdida de una parte sustancial de la base social que viene sosteniendo al gobierno y al Proceso Bolivariano. Ese es hoy el principal peligro que enfrentamos. Por eso nuestro nuevo llamado al presidente Maduro a rectificar el rumbo, para recuperar las palancas de soberanía, real participación popular y justicia social que son pilares del Legado de Chávez.
No caer en la tentación autoritaria que provoca la crisis
La combinación de crisis económica, aplicación de contrarreformas contra algunas de las conquistas del Proceso, y la inestabilidad política nos está poniendo a las puertas de una crisis de gobernabilidad. Esta situación presiona a algunos de los dirigentes del gobierno y del partido a una tentación suicida, una solución autoritaria.
Ya hay síntomas peligrosos, aunque todavía aislados, de lo que eso significaría, algunos de ellos son: la intervención antidemocrática en procesos electorales autónomos de trabajadores, como el caso SIDOR. El desconocimiento y violación de puntos fundamentales de la Ley Orgánica del Trabajo, en el caso específico de la inamovilidad laboral, los fueros sindicales y muchos otros puntos. La persecución, retaliación política y detenciones arbitrarias en ámbitos locales o regionales y laborales. La violación de derechos civiles por parte de autoridades políticas, por ejemplo la represión brutal contra los campesinos de la Cañada Avileña. Estos casos son algunos de muchos que suceden cotidianamente y donde se violan derechos elementales de nuestro pueblo. Estos hechos aislados que creemos no cuentan con el respaldo del gobierno deben ser frenados.
Es necesario vencer la tentación autoritaria que provoca toda crisis. La razón de ser del Proceso es la participación democrática del pueblo en la conducción de su propio destino. Si presionados por la situación se busca cortar los canales de expresión al pueblo que vive de su trabajo o acotar las garantías constitucionales, se estaría cometiendo un error grave. Se debilitará la posibilidad de defender al proceso de nuevos intentos golpistas.
Para enfrentar la agresión, moralizar al pueblo que vive de su trabajo
La agresión se está desarrollando. Las declaraciones, cada día más injerencistas del gobierno de Estados Unidos, el acompañamiento que de esas declaraciones hacen los sectores más de derecha de América Latina, como Álvaro Uribe, lo mismo que la derecha española. A esto se suman errores propios que preparan la justificación de una escalada de esa injerencia.
Se ha vuelto imprescindible abrir un profundo debate con las bases del proceso. Con el pueblo que vive de su trabajo. Un debate donde el gobierno escuche a su base social y no sólo le hable.
Si se abre ese debate, si se logra que del mismo surjan medidas a favor del pueblo trabajador, si se avanza hacia lograr que la crisis actual la paguen los que la provocaron los empresarios, las cúpulas políticas y la burocracia corrupta y no el pueblo; entonces empezaremos a recorrer el camino para moralizar y poner en pie de lucha a un pueblo castigado por el desabastecimiento, la carestía, el maltrato y la confusión.
Sólo así podremos defender con posibilidades de éxito el Proceso Bolivariano y sus conquistas y enfrentar los intentos desestabilizadores de la derecha internacional y local, la de adentro y la de afuera. De lo contrario estaríamos recorriendo la breve distancia que nos separa de una crisis de gobernabilidad de consecuencias impredecibles.

“Estamos convencidos que podemos aplicar auditorias a todo lo que consideremos debe aplicarse. Que nuestro dinero birlado y depositado en cuentas privadas en bancos extranjeros puede repatriarse. Que los corruptos pueden ser expulsados de la revolución y paguen sus delitos. Que el candidato que quiera nuestro voto debe cumplir con un perfil. Que el golpe de timón lo podemos dar entre todos. Que podemos hacer que la crisis la paguen los responsables y no quienes no lo somos”.

Proceso Constituyente de Marea Socialista: cuestión de estilos
24 de abril de 2015
 
Por Gustavo Martínez Rubio (Aporrea)
"En uno de los films de la estupenda Tetralogía del Poder de Alexander Sokurov, Stalin visita a un Lenin ya casi agonizante en su dacha, y le entrega un bastón con el puño exquisitamente labrado, que le envía de regalo el Comité Central. Compungido (cínicamente, hay que entender: al ascendente Stalin no se le puede escapar la simbología de regalarle un bastón al declinante Lenin), le informa que se había pensado inscribir en él una dedicatoria: al más grande hombre de la URSS, padre del socialismo, héroe titánico de la revolución, cosas por el (deplorable) estilo. El problema es que una decisión tan importante (¿?) requiere el voto unánime de todos los miembros del Comité y ha habido un voto en contra. Lenin lo interrumpe sin vacilar: "Ya me imagino: Trotsky". La tragedia que ya ha empezado a atravesar a la Revolución Rusa está plenamente condensada en este episodio –sea verídico o imaginario–: poco tiempo después Lenin estará muerto, Trotsky será un paria, Stalin transformará el gobierno de los soviets en su personal dictadura burocrática y sanguinaria. La anécdota también pinta de cuerpo entero una posición política e intelectual de Lev Davidovitch Bronstein (a) Trotsky: los liderazgos son respetables y necesarios, pero la causa revolucionaria, llevada adelante por las masas en su conjunto, no puede ni debe reducirse al culto de la personalidad, así la "personalidad" sea el mismísimo Lenin. Cuando eso termina triunfando, se puede decir que ya está casi todo perdido. Las personas sin duda existen: no hay dos hombres que sean iguales, los "estilos" (políticos, literarios, lo que fuere) de los líderes pueden hacer mucha diferencia en la historia. Pero la diferencia es en la historia: los individuos y las masas la hacen, en condiciones que no pueden elegir –para hacer una cita canónica–. Tampoco pudo elegirlas Trotsky. Pero sí eligió no traicionar la parte de la historia de la que había sido un protagonista central. Y no traicionarse a sí mismo, ni siquiera –y quizá sobre todo– en el estilo."
Fragmento del artículo "Trotsky, un hombre de estilo" autoria de Eduardo Grüner.
¿Se sabe exactamente como se las ingenió Hugo Chávez para contener a organizaciones e individualidades de distintas tendencias, formaciones y tradiciones, más allá de guiñarle el ojo a todos? ¿Lo tuvo tan claro desde un principio o con el recorrido fue alcanzando la precisión con la cual en determinados momentos lograba que todo el mundo estuviera en sintonía en función de su liderazgo? Por ahí, un compañero recientemente ha dicho que Marea Socialista viene aplicando el "método" Chávez.
Pareciese ser un poco más claro que desde inicio se percibió que Chávez traía consigo algo distinto, que iba desde sentir que hablaba como nosotros, pasando por ser alguien que asumía responsabilidades, hasta pensar que las tenia bien puestas, como muchos próceres que hicieron sus grandes aportes en 500 años de historia (entendiendo que Chávez se da a conocer en 1992). Más contenido, agarró todo lo anterior, cuando siendo poder constituido, se desdobló al poder constituyente por allá en 1999. Esa fue una de las grandes gestas de Chávez: poner a decidir al Poder Originario.
Esa conjunción Pueblo-Chávez, fue agarrando forma, dinámica y carácter de contenido emocional, pasional, religioso, y obvio que no faltó lo teórico. Pero siempre en el marco de la diversidad. Como no recordar cuando proponía leer a Guevara, Mao Tse Tung, Gramsci, Rosa Luxemburgo, Lenin o Trotsky. Por cierto que nunca se le escucho reivindicar ni hacer bromas con Stalin.
Chávez era hijo del proceso revolucionario. Proceso que hoy día se encuentra en riesgo de perderse. Causas económicas, sociales y políticas como las que viene padeciendo el pueblo venezolano, golpean fundamentalmente a la base social que sostiene a la revolución, que se encuentra desmoralizada y muy desorientada ante todo lo que está pasando. ¿Por falta de consciencia? ¿Es que no entiende? Creemos que una de las grandes razones a la cual se debe el estado colectivo en que se encuentra nuestra base, amen de las condiciones objetivas, es la falta de espacios acompañados de verdaderos debates políticos.
Cuando hablamos de diversidad, hablamos de democracia. Esa que aparece contemplada en la constitución del ya mencionado año 1999. Democracia que dice ser participativa y protagónica. Es un proyecto o pacto social que emergió de debates y aportes colectivos. Valor que es desdeñado y violentado cuando se suspenden elecciones (del nivel que sea) de manera repentina y que infieren vicios, cuando se condena o se expulsa a miembros de cualquier organización política como medidas de retaliación, cuando se les niega el espacio a los trabajadores en las empresas que administra el gobierno para que hagan sus propias actividades o como más reciente el sonado caso de la eliminación de el voto directo para elegir a los diputados al Parlamento Latinoamericano. Solo por citar esos de muchos ejemplos que lamentablemente podríamos traer a colación.
Empalmar con la gente se hace exageradamente necesario en medio de todo el descontento y confusión reinantes. Convocar un proceso constituyente 26 años después del 27 de febrero de 1989, es una forma de reencuentro, de sabernos, de ponernos al día con un gran déficit que tenemos el pueblo bolivariano. Que debemos saldarlo con un amplio debate, con balances, con todo lo amplio y diverso que es nuestro proceso. Es parte del nuevo fenómeno, que refiere exigencias, que demanda crítica, que no se la cala, que no tiene claro lo que se asoma en lontananza pero esta presto, muy presto. Eso lo hemos comprendido desde Marea Socialista. Por eso nuestra construcción ahora va vinculada a un proceso que apuesta por recoger la mayor amplitud, retomar la memoria histórica, sistematizar el esfuerzo de miles y miles de militantes revolucionarios que han dado y siguen dando todo lo que esta a su alcance con la convicción de que un mundo mejor es posible.
¿Podemos construir algo distinto con corruptos? ¿Podemos enrumbar a la revolución bolivariana con sectarios, dogmáticos y reformistas? ¿Podemos fortalecer la unidad bajando líneas? ¿Se es más chavista siendo un obediente ciego, estigmatizando compañeros sólo por pensar distinto o repitiendo que este no es el momento? ¿Se solucionarán los problemas sólo aludiendo a los mismos con retóricas vacías y escuetas? Creemos que la respuesta a todo lo anterior es NO.
Por el contrario estamos convencidos que podemos aplicar auditorias a todo lo que consideremos debe aplicarse. Que nuestro dinero birlado y depositado en cuentas privadas en bancos extranjeros puede repatriarse. Que los corruptos pueden ser expulsados de la revolución y paguen sus delitos. Que el candidato que quiera nuestro voto debe cumplir con un perfil. Que el golpe de timón lo podemos dar entre todos. Que podemos hacer que la crisis la paguen los responsables y no quienes no lo somos.
De eso y mucho más se trata el proceso constituyente de Marea Socialista. Es consolidar orgánica, inaugurar Las Casas de las Mareas, encontrarnos para acordar, luchar por nuestros derechos y defender nuestras conquistas. Es una gran oportunidad de enaltecer una de las claves de nuestro proceso, de encontrarnos con nuestro pueblo y con el ángulo anticapitalista, antiimperialista y profundamente humanista de Chávez. Lo dicho pues, el proceso constituyente de Marea Socialista, también es una cuestión de estilo.
Habrá que descubrir la situación compartida de Argentina con Venezuela para ir creando "un acuerdo democrático radical". Leer
 
 
Es diferenciar el kirchnerismo del Proceso Bolivariano con el fin de aclarar que el debate debe abrirse entre los diversos de abajo en resistencia al avasallamiento de derechos y orientar ese debate hacia los objetivos que formula Marea Socialista:
"Se ha vuelto imprescindible abrir un profundo debate con las bases del proceso. Con el pueblo que vive de su trabajo. Un debate donde el gobierno escuche a su base social y no sólo le hable.
Si se abre ese debate, si se logra que del mismo surjan medidas a favor del pueblo trabajador, si se avanza hacia lograr que la crisis actual la paguen los que la provocaron los empresarios, las cúpulas políticas y la burocracia corrupta y no el pueblo; entonces empezaremos a recorrer el camino para moralizar y poner en pie de lucha a un pueblo castigado por el desabastecimiento, la carestía, el maltrato y la confusión".
 
Recesión industrial y retorno al endeudamiento público
27 de abril de 2015
 

Por Julio C. Gambina (Rebelión)
Estos días se presentan “celebratorios” en el discurso gubernamental respecto de cuestiones económicas, tales como la vuelta a los mercados externos de préstamos de la Argentina, tanto como a la suscripción de variados acuerdos de inversión suscriptos en la reciente visita presidencial a Moscú.

Otra vez con más deuda
Respecto de la deuda, el Ministerio de Economía demandó financiamiento vía el BONAR 2024, o sea con vencimientos a 10 años, por 500 millones de dólares. Se informó que se receptaron ofertas por casi 2.000 millones de la moneda estadounidense, y que finalmente se aceptó la colocación de títulos de la deuda pública por 1.410 millones de dólares.
Una parte importante de más de 1.200 millones de dólares engrosaron inmediatamente las reservas internacionales que al viernes 24 de abril contabilizan 32.600 millones de dólares. La recuperación del piso de los 27.300 millones de dólares en octubre del 2014 está motivada en las operaciones de crédito externo que se habilitaron luego de los pagos a Repsol, el arreglo con el Club de París y a las sentencias del CIADI.
Así se confirma que la Argentina paga para volver a tomar deuda, y que toma deuda para seguir pagándola. Aunque se diga que los dólares ingresan para obras, la verdad es que esos dólares engrosan las reservas y se usan pesos emitidos localmente para financiar esas obras. Las reservas luego son utilizadas para cancelar deuda con dólares u otras divisas.
Desde la oposición vinculada a las clases dominantes se destacaba que el país debía pagar a los fondos buitres para volver al mercado de crédito, y algunos sostenían que el intento de emitir deuda podía ser obstaculizado desde EEUU, y de hecho, los fondos buitres lo intentaron. El gobierno operó en la postergación de un acuerdo y pago de la sentencia Griesa y por ello valoró la operación financiera de colocar Bonos con vencimiento en el 2014.
Así se pronunciaron varios funcionarios, especialmente desde el Ministerio de Economía, donde se valoró la capacidad de reinserción en el sistema financiero con una colocación de títulos de legislación local, sorteando la restricción pretendida por los fondos buitres y la justicia de Nueva York. Al respecto, Emmanuel Álvarez Agis, Secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo de la Nación, reivindicó la buena recepción de los títulos de la deuda pública señalando que “nosotros pagamos en estos años más de 200 mil millones dólares y la mayor parte del mercado financiero sabe que pagamos. De hecho, el año pasado, los bonos argentinos fueron de las mejores inversiones a la que un ahorrista podría aspirar”. La información puede encontrarse en: http://www.mecon.gob.ar/alvarez-agis-esta-colocacion-de-dueda-es-una-respuesta-contundente-a-los-fondos-buitre/
Un detalle no menor es que la tasa de interés de este endeudamiento es del 8,95%, menor a ofertas anteriores que realizó el país, sí, pero el doble de la tasa que pagan varios países en la región, y muy alejada de las bajas tasas del mundo del capitalismo desarrollado, con una tasa de interés que tiende a cero. Se trata de una renta muy apreciada por los inversores especulativos en las condiciones financieras actuales. Agreguemos que parte del éxito se debe a compras de títulos realizadas desde el Fondo de Garantía de Sustentabilidad que administra la ANSES con recursos de los trabajadores y la seguridad social.
Expectativas por inversiones externas
Los acuerdos integrales con Rusia son diversos y están en el rumbo de los acordados oportunamente con China e incluso se proyectan más allá de la economía, a la cultura y la defensa. En cuestiones económicas se trata de probables inversiones en el área energética, especialmente en hidrocarburos no convencionales y electricidad. Pero también en mejoras del intercambio comercial, deficitario para la Argentina desde el 2011 y en la provisión de material militar. Son avanzados los acuerdos en la cooperación nuclear, un rubro que Argentina desarmó en los noventa ante la presión de EEUU, donde el acercamiento con Rusia y China genera tensión.
 
Todavía es incierto el desembarco de capitales rusos y queda por ver la letra chica de los contratos; los que, sí remiten al estilo del acuerdo YPF con Chevron, se reitera la prórroga de jurisdicción a propósito de los contratos por ingresos de capital de riesgo o préstamos. Además, son inversiones que insisten en potenciar el modelo productivo en curso, asentado en la dinámica inversora del capital externo, no sólo por límites del capital local, sino y especialmente por la imposibilidad de disposición de recursos públicos afectados al pago de la deuda.
No se trata sólo de incomodar a EEUU, incluso a los inversores del capitalismo desarrollado, sino de discutir el sentido de la inversión productiva en la Argentina. Es interesante pensar en la diversificación relativa a la inserción internacional, pero previo se requiere discutir el modelo productivo y de desarrollo.
Es por tanto materia de análisis la celebración oficial, lo que supuso cierta euforia en el mercado de capitales, con evidentes alzas de acciones y títulos en la Bolsa ante esos anuncios, sea por ingresos de divisas vía préstamos o inversiones.
Queda claro que los inversores en el mercado local ven con satisfacción la reinserción del país en el mercado de deuda, que parecía cerrado desde la cesación de pagos del 2001, y más aún la perspectiva de ingreso de inversiones externas.
Recesión industrial
La euforia resulta contrastante con la información del Indec que puede recogerse del informe de prensa fechado el viernes 24 de abril. La información del INDEC puede leerse en: http://www.indec.mecon.ar/uploads/informesdeprensa/emi_04_15.pdf
Se señala que “De acuerdo con datos del Estimador Mensual Industrial (EMI), la actividad industrial de marzo de 2015 muestra disminuciones del 1,6% en la medición con estacionalidad y del 1,9% en términos desestacionalizados con respecto a marzo de 2014.”
El informe del Indec continua destacando que “La actividad industrial del primer trimestre de 2015 con respecto al primer trimestre del año anterior presenta bajas del 2% tanto en la medición con estacionalidad como en términos desestacionalizados.”
Agrega en el informe mencionado que “El indicador de tendencia-ciclo observa en marzo de 2015 una merma del 0,2% con respecto a febrero pasado.”
Con estos datos se confirma el problema de la caída industrial en Argentina, que lleva 20 meses de recesión productiva en el sector industrial, donde sobresale la caída del sector automotor, mayoritariamente orientado a las exportaciones, especialmente de Brasil, con serias dificultades para que el país vecino pueda estabilizar su economía y por ende las compras a la Argentina. Es importante también la caída del sector textil, y se morigera el promedio de la caída general por el alza de la producción de petróleo, que no alcanza para cerrar la crisis energética y que motiva una factura anual superior a los 7.000 millones de dólares.
Esa mejora en petróleo explica el éxito del endeudamiento de YPF, quien esta semana salió a buscar 500 millones de dólares y obtuvo ofertas por 1.500 millones de dólares, cerrando la búsqueda de crédito externo para el 2015.
La situación productiva en la industria se compensa con alzas de la producción agraria con 59 millones de toneladas de soja, 30 millones de toneladas de maíz, 13 millones de trigo y totalizando más de 114 millones de toneladas en la cosecha récord. La producción es expansiva en el sector primario y recesivo en el sector de la industria. Esa es la razón por la cual se informa del crecimiento de la actividad económica en general, donde los beneficios no se reparten equitativamente.

Síntesis
En síntesis, los “mercados” contentos, el MERVAL subió con nueva deuda estatal por 1.500 millones de dólares del Estado Nacional y otro tanto de YPF, y a la espera de nuevas inversiones externas rusas. La nueva deuda estatal y los inversores hacen subir las cotizaciones y las ganancias en la Bolsa. ¿Qué pasa con el empleo, los salarios y otros ingresos populares? De eso se habla menos en el marco de un fuerte condicionamiento de las patronales y el Estado ante la demanda de las organizaciones sindicales.
Queda clara la iniciativa política de las clases dominantes, en la cuestión de la deuda y la dependencia de las inversiones externas. Se necesita más visibilidad a la iniciativa política popular, caso de la lucha por la investigación de la deuda y mientras la suspensión de los pagos, como se sostiene en la Audiencia Pública del próximo martes 28 en el Parlamento. En la ocasión, se recordará a Alejandro Olmos a 15 años de su muerte, un 24 de abril del 2.000.
No sólo se trata de esa u otras actividades, sino de la densidad social y política que se requiere para instalar una propuesta alternativa al orden vigente. Algunos sostienen que el debate es sólo en el marco de lo posible y por ende sólo se puede abonar el camino de lucha dentro del capitalismo, en una búsqueda neo-keynesiana o pos-keynesiana contra el neoliberalismo ortodoxo. Otros pensamos que se puede ir más allá y organizar en nuestra cotidianeidad una propuesta anticapitalista, antiimperialista, anticolonial, por la liberación y el socialismo.
Aunque desde el posibilismo nos llamen utópicos, con Galeano repetimos que la Utopia nos ayuda a caminar en la construcción de una cotidianeidad para la transformación y la emancipación. 


 
Es no desfallecer ante la evidente subsunción de las grandes mayorías en la euforia y celebración de los de arriba que se ratifica en las elecciones. Ni desalentarse porque las izquierdas vean a las últimas como la disputa central y ni se atrevan a establecer "un acuerdo democrático radical"  Leer  Tampoco se plantean "que se puede ir más allá y organizar en nuestra cotidianeidad una propuesta anticapitalista, antiimperialista, anticolonial, por la liberación y el socialismo". Sin embargo, hay potencia abajo para ir desestabilizando "el fuerte condicionamiento de las patronales y el Estado ante la demanda de las organizaciones sindicales" y la alianza de los grandes capitales locales e imperialistas con el Estado en sus distintos niveles y divisiones. Sólo hace falta escuchar e indagar en el ya basta de los de abajo. Pero, a la vez, insistiendo en desarraigar la conciliación de clases que naturaliza el ajuste Leer e induce a creer diferentes a los candidatos del sistema.
 
Es poner fin a la extorsión presidencial a consumir para tener patria (producción y trabajo). Es distanciarse de que la vida abajo valga como consumidor y elector. Es repudiar la conversión en adicto al juego de azar y al consumo.
 
Al mismo tiempo de estas rupturas abajo con la adaptación al sistema, es observable que la dirigencia e intelectualidad de izquierda no intenta la discusión sobre la irracionalidad del proauto, procrear...ni desenmascara a quiénes son los grandes beneficiados. Por tanto, el Frente cultural político debe ir construyendo abajo y a la izquierda esa visión multifacética e integral de todo el país-mundo que el capitalismo destruye y fragmenta hasta con su esquema electoral.
 
Necesita involucrar a los de abajo en investigar o asociar  ante una situación concreta como la muerte de dos niños completamente encerrados en el subsuelo de un taller clandestino para ir al trasfondo de la sociedad de consumo.
 
 

Los niños de la esclavitud

29 de abril de 2015

Fuego, humo, asfixia. Esta vez fueron dos niños de 7 y 10 años los devorados por las llamas en el sótano de la casona de Páez 2796, casi Condarco, en Flores. Enrejada y con puertas tapiadas. Dormían aún, a media mañana, cuando se desató un incendio en el taller textil en el que vivían con sus padres: Amparo Menchaca y Julián Rojas, que siguen internados en el Hospital Alvarez con quemaduras. La utopía con la que llegaron desde Bolivia se extinguió velozmente. Como nueve años atrás ocurrió también para Juana Vilca Quispe, de 25 años, embarazada; Elías Carbajal Quispe, de 10; Rodrigo Quispe Carbajal, de 4; Harry Rodríguez Palma, de 3; Wilfredo Quispe Mendoza, de 15, y Luis Quispe, de 4 años, en la fábrica textil de Luis Viale al 1269. 
 
Por Claudia Rafael para APe
Son unas 25 cuadras las que hay entre uno y otro taller. Pero la densidad y la brutalidad del fuego fue exactamente la misma. La crueldad con que oprime, desde sus duros zarpazos el sistema que tributa al capital, trasciende los tiempos. Puede modificarse en sus números, en las particularidades de sus efectos, pero padece de la misma y oprobiosa intensidad.
El taller del barrio porteño de Caballito estaba habilitado desde 2001 para cinco personas y como lugar de trabajo. Aunque vivían unas 65 y trabajaban allí 25. “Esa tarde había pocos chicos, porque la mayoría estaba en el colegio. Pudo haber sido una desgracia mayor. Los padres de Harry estaban en la planta baja con Kevin, el otro hijo del matrimonio. No pudieron subir por la escalera y tampoco pudieron entrar por las ventanas del primer piso porque estaban enrejadas”, decía un sobreviviente nueve años atrás. Aquel incendio dejó al desnudo que la clandestinidad de la industria textil que mueve más de 700 millones de dólares al año sólo entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Conurbano requiere de reducir a la esclavitud para rendir. Doce, catorce y dieciséis horas diarias de trabajo, hacinamiento, salarios ínfimos, enfermedades evitables.
En mayo de 2008, un informe publicado en el diario La Nación, revelaba que “en febrero último, dos popes de la industria textil, Ignacio de Mendiguren (Cámara de la Indumentaria) y Víctor Benyacar (Cámara Argentina de Indumentaria de Bebes y Niños), reconocieron que el 78% de la industria textil está en negro”. Clarín, en tanto, publicó en octubre de 2011 que “el 78% de la ropa que se produce en el país se hace con trabajadores fuera del sistema legal. Se lo reveló José Ignacio de Mendiguren, hoy titular de la UIA, cuando era vicepresidente de la Cámara Argentina de la Indumentaria, al entonces ministro de Economía Martín Lousteau, en febrero de 2008. Es decir, entre 150.000 y 200.000 trabajadores. La Defensoría del Pueblo estimó en 12 mil los talleres clandestinos en todo el país y por lo menos 3.500 en la Capital Federal”.
En la vieja casona de Páez 2796, del barrio de Flores, la puerta de ingreso estaba tabicada. La causa penal está caratulada como “incendio seguido de muerte” por el simple hecho de que no existe en ningún Código una figura que exponga para este tipo de muertes una calificación profunda, que vaya a la médula de la perversidad, que defina claramente que se trata de crímenes evitables. Que si murieron dos niños ahora y varios más hace nueve años es porque hay un Estado que consiente. Que pacta. Porque “clandestino” significa “oculto, secreto” y la existencia de este tipo de talleres que prolongan el viejo sistema de la cama caliente es un secreto a voces: obreros esclavizados descansan rotativamente en una cama mientras sus compañeros de infortunio trabajan. Se reemplaza así a la vieja estructura en la que las grandes marcas tenían talleres propios de producción.

Lily Whitesell retrata en “Y aquellos que partieron: retratos del éxodo boliviano” historias como las de Simona Velásquez: “Sus horas de trabajo empezaban a las 8 am y no terminaban hasta la 1 am, siete días a la semana. Al final del día ella y sus seis hijos dormían en un cuarto ubicado atrás de la fábrica, que compartían con otros obreros. Los dedos de Simona se deformaron por el reumatismo y sus hijos empezaron a toser incesantemente por el aire pesado de la fábrica. Cuando se quejó de ello, su jefe le dijo: “No has venido a enfermarte, has venido a trabajar,” y la amenazaron con devolverla a Bolivia. Poco después de que dejó la fábrica, el mayor de sus hijos pasó de su severa tos a la tuberculosis. Nunca se recuperó. A pesar del tratamiento, murió semanas más tarde”.
Kosiuko, Cheeky (casualmente de la familia política de Mauricio Macri), Portsaid, Zara, Ayres y Cara y Cruz han sido denunciadas, investigadas, condenadas. Pero no hay cambios sustanciales. Porque en los márgenes se sigue viviendo y muriendo de la manera más cruel. Los talleristas muertos en un incendio, asfixiados o incinerados, son velozmente reemplazados en una nueva sede del taller que no es nunca clandestino porque se sabe cómo, dónde y para quién trabaja. Porque existen procesos financieros y de mercado que tienen más importancia que la vida humana en estos tiempos en que la gran utopía de los poderosos tiene sonido metálico en los bolsillos.

Los ritmos propios de las grandes marcas imponen tendencia, definen rumbos, tienen la responsabilidad política y social por la existencia de los talleres, pactan con un Estado connivente y cómplice hecho por ellos, para ellos y a su medida. Y esos dos niños de Páez al 2700 fueron la pieza de recambio como hace nueve años los seis de Luis Viale al 1200. Todos ahogados en émulos de un Cromañón que las mayorías olvidarán con celeridad a la hora de calzarse un nuevo jean o una nueva camisa que tenga la etiqueta perfectamente colocada. Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article9758

 
Es apreciar la lucha abajo, en este caso la de la Asamblea de Parque Avellaneda,  que va contra esta violación de derechos humanos del empresariado en sociedad con gobiernos y estados.
 
 
 
Nace la Fundación "Alameda" para combatir el trabajo esclavo.
19 de diciembre de 2007
Por Agencia Walsh
(AW). La Fundación "Alameda", una ONG que tendrá como objetivo luchar por el trabajo digno y combatir el trabajo esclavo en todas sus formas, será presentada esta tarde en una conferencia de prensa.

La integrarán los principales referentes de la lucha contra el trabajo esclavo en la industrial textil que se ha desarrollado en los dos últimos años: Gustavo Vera y Nestor Escudero, principales dirigentes de la Cooperativa la Alameda y la Unión de Trabajadores Costureros; Rodolfo Yanzón de la Fundación Liga Argentina por los Derechos del Hombre y el abogado que patrocina la querella contra las 85 marcas de indumentaria denunciadas; Mario Ganora , quien como jefe del área contra la discriminación y la violencia institucional de la Defensoria del Pueblo, llevó adelante gran parte de la investigación sobre trata, trafico de personas y trabajo esclavo; Alejandro Pereyra, el ex subsecretario de Trabajo que impulsó la investigación y denuncia contra la empresa Kosiuko; Ariel Liutier, quien lo sucedió en la subsecretaria de trabajo e impulso la investigación y denuncia contra las firmas Cheeky, Soho, Puma, Bensimon, Le Coq, Arena, Scombro, entre otras; Luis Palmeiro, el abogado que patrocinó gratuitamente a la mayoría de los costureros que salían de los talleres clandestinos en sus demandas laborales contra los fabricantes y las marcas; Miguel Maiorana, un destacado militante contra el trabajo esclavo de la Subsecretaria de Derechos Humanos de la Nación, entre otros.
 
 
La Fundación nace para asesorar gremial y jurídicamente a los costureros tanto de los talleres clandestinos, como de las fábricas registradas; constituirse en querellantes en todas las causas vinculadas al trabajo esclavo y darle un seguimiento sistemático; capacitar a los nuevos cuerpos de delegados y a los abogados e intelectuales que se suman a la lucha; sistematizar teóricamente las conclusiones de las luchas en curso, dotando de herramientas a quienes quieran sumarse a la misma y alertar a la sociedad sobre lo que se oculta detrás de la cortina del glamour y el mundo fashion. Establecer alianzas con otros movimientos que luchan contra el trabajo esclavo, la trata y el tráfico de personas en la Argentina y en otros lugares del planeta, tales son los objetivos por los cuales nace la Fundación Alameda. 

Una selección de hombres y nombres que no nació en la mesa de un escritorio, sino en el devenir del combate contra el trabajo esclavo en los últimos dos años y que con su nombre hace honor a la asamblea barrial y a la cooperativa que desde la más extrema precariedad de recursos conmovió a la Princesa de Holanda, escandalizó al mundo de la moda, hace desfilar por tribunales a dueños de las marcas y dio voz y esperanzas a quienes hasta no hace muy poco vivían encerrados en talleres clandestinos. Los esperamos.
 
El siguiente es el listado de marcas denunciadas judicialmente por la Alameda acompañada en varios casos por la Defensoría del Pueblo y la Subsecretaría de Trabajo.
 
 
 
Kosiuko- 2. Montagne- 3. Lacar- 4. Rusty- 5.Graciela Naum- 6. PortSaid- 7. Coco Rayado- 8. Awada- 9. Akiabara- 10. Normandie- 11. Claudia Larreta- 12. Mimo- 13. Adidas- 14. Puma- 15. Topper- 16. Cueros Crayon- 17. Gabucci- 18. MUUA- 19. Kill -20. Martina Di Trento- 21. Yagmour- 22. Ona Saez- 23. Duffour- 24. Chocolate- 25. Marcela Koury- 26. Rash Surf - 27. 47 Street- 28. Cheeky- 29. 45 Minutos- 30. Cueros Chiarini.31 - Brugston - 32 DM 3 - 33. Chorus Line - 34. Casa Andy - 35. Capitu - 36. Vago's - 37. Seis by Seis - 38. Pamplinas - 39. By me - 40. Batalgia - 41. Lidase - 42. By Simons - 43. Bensimon - 44. Tavernitti - 45. Escasso - 46. Belen - 47. Batalgia - 48. Rush Serf - 49. Yakko - MC Básica - 50. Yessi - 51. Zanova - 52. Zaf - 53. ND - 54. Denitro - 55. Perdomo - 56. Manía - 57. Viñuela- 58. Ciclo - 59. Leed's - 60. Mela - 61. Fiers - 62. Maibe - 63. Jomagui -64. Cossas - 65. Eagle - 66. Aleluya - 67. Dany - 68. Casazu - 69. Zizi - 70. Bill Bell . 72. Eagle; 73. Cleo - 74. Keoma - 75. Tobaba - 76. DOS - 77. Criguer.- 78. Bombes.- 79. Fila.- 80. Le Coq Sportif.- 81. Arena.-82. Scombro.-83. Pampero.- 84. Areks.-85 Top Design


Informes: 1561584835/41155071/4671-4690 

Agencia de Comunicación Rodolfo Walsh

 
Es destapar la dinámica del círculo virtuoso de consumo-producción que CFK fomenta dentro de un país cada vez más empobrecido o primarizado. De modo concreto surge la falsedad de tener presente y futuro dignos en el capitalismo para la inmensa mayoría de la población . Aún más la profundización en el análisis de dicha realidad ayuda a  volver evidente el funcionamiento de la "República Unida de la Soja" (Argentina, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay). Leer
 
 
La Salada y la industria textil
La trama de un negocio que oculta fraude, abusos y extorsión.
16 de octubre de 2011
 
Mercado informal
 
Por Marcelo Larraguy

En noviembre de 2008, Mauricio Jiménez escuchó en una radio de Bolivia un aviso que anunciaba que en Buenos Aires necesitaban trabajadores para talleres de costura. Se contactó, le pagaban el pasaje, Jiménez llegó a Liniers. Lo recibieron en la estación de micros. Una combi lo llevó a un taller del conurbano bonaerense, que producía ropa para ferias como La Salada. Le prometieron 450 pesos por mes. Empezó a trabajar de 7 a 22, de lunes a viernes, 5 horas los sábados y la promesa de salir el domingo cuando saldara el pasaje. 
En la pausa laboral tenía un plato de comidas para alimentarse en el cuarto que compartía con otros inmigrantes. Las ventanas tenían rejas y las puertas de calle estaban cerradas con llave. Nadie podía salir por su propia voluntad. Los domingos, cuando Jiménez empezó a salir, le retenían su cédula boliviana. En cuatro meses de trabajo, le debían 1.500 pesos, pero con el descuento de vales por comida sólo llegó a cobrar cien pesos. 
Es la misma historia de Beti Quispe, que trabajó un mes para pagar el pasaje desde Bolivia, o la de Victor Alanoca, interceptado apenas llegó a Liniers, y enviado al taller, bajo la promesa de brindarle vivienda, comida y trabajo. O la de Jhonny Carlos Mamani que llegó con su esposa, y confeccionaba 70 prendas por día en un taller de Villa Madero del que no podía escapar hasta no poder “pagar sus deudas”. 

Muchos inmigrantes quedan atrapados, sin documentos ni dinero en los talleres, y en algunos casos, las jóvenes son sometidas a las peores degradaciones por los talleristas que las contratan. 

Los expedientes judiciales están repletos de historias como éstas, historias que permanecen asfixiadas en el subsuelo de la Argentina, donde el único relato que se escucha es el de la marginación y el abuso; historias que están sucediendo en talleres de Flores, Villa Madero, San Martín y en los cascos urbanos de las provincias en los que se fabrica ropa, y donde al Estado le da pereza golpear la puerta para intervenir. 
De los expedientes se desprende una metodología recurrente: transporte de las víctimas desde Bolivia, el engaño, la coerción al trabajo, la amenaza, muchas veces violencia, la reducción a la servidumbre y la trata de personas, siempre con el mismo escenario: el taller de confección. 
Según el convenio laboral, un costurero debe ganar, en promedio, alrededor de 3.000 pesos por ocho horas. En los talleres clandestinos es difícil que logren obtener la mitad de ese dinero por el doble de la carga horaria. 
El 78% de la ropa que se produce en el país se hace con trabajadores fuera del sistema legal.
Se lo reveló José Ignacio de Mendiguren, hoy titular de la UIA, cuando era vicepresidente de la Cámara Argentina de la Indumentaria, al entonces ministro de Economía Martín Lousteau, en febrero de 2008. Es decir, entre 150.000 y 200.000 trabajadores. La Defensoría del Pueblo estimó en 12 mil los talleres clandestinos en todo el país y por lo menos 3.500 en la Capital Federal. La Salada es apenas la punta de ese iceberg. 
Ya terminó la época en que las marcas de ropa tenían sus propios talleres en los que ejercían todo el proceso productivo, hasta llevarla a los locales de venta. Pero todavía cuentan con talleres de corte. En esta instancia, en términos laborales e impositivos, las cuentas suelen estar más o menos en orden. Pero cuando los cortes de la prenda se derivan hacia otros talleres para su confección, la producción ingresa en territorio sórdido y comienza a desentenderse del circuito legal. 
Funciona así: la marca encarga los paquetes de sus telas cortadas a una empresa intermediaria y esta, a su vez, se la entrega al tallerista para que la confeccione en las máquinas de coser con su personal informal, hasta que los paquetes vuelven otra vez al depósito de la marca. 
También puede suceder que algunas marcas envíen en forma directa sus cortes a los talleres clandestinos. O que marca, taller y local de venta sea del mismo propietario. En este proceso, la marca puede obtener ganancias entre el 30 y el 50% del precio de venta de la prenda (Infografía de pág. 32)
 
Pero la clandestinización de la producción también supone riesgos. Como los talleristas cuentan con la tela y el molde para confeccionar la prenda, el “secreto industrial” queda liberado. Les resulta muy sencillo vender sobrantes de la producción en ferias como La Salada. Muchos talleristas reconstruyen la moldería, la confeccionan y venden la ropa de marca como propia. 
Si hay un bajo nivel de fidelización del taller clandestino con la marca puede suceder que un vehículo utilitario se lleve la mercadería confeccionada para el depósito de la empresa y luego al shopping. Y que desde el mismo taller, de la misma producción, quizá con una confección algo menos delicada, otro utilitario la lleve a La Salada y la venda el propio tallerista. Esta “fuga de la producción” es un riesgo calculado de las marcas. A menudo optan por pagarle la confección con parte de la producción. 
 
La metodología no es novedosa. También la aplica la mafia napolitana. El libro “Gomorra”, de Roberto Saviano, relata que un boss de una familia convoca a talleristas para una subasta: confeccionar las prendas de los mejores diseñadores italianos, Valentino, Ferré, Versace. Él les da la tela y el molde, y escucha ofertas. Al primero que cumple, le paga en dinero. Al resto, con parte de la producción. Y no se trata de imitaciones. Lo más parecido a una copia auténtica. Y las prendas con errores de confección las mandaban al oulet o a la venta callejera. 
 
La Feria de La Salada, el mercado de venta informal más popular de América Latina (véase infografía página 33) se fue gestando hace poco más de veinte años por un pequeño grupo de talleristas bolivianos que se rebelaron contra los cheques a 90 días que les entregaban las marcas a las que le confeccionaban la ropa. Hasta que uno de ellos decidió venderla en el baúl de un auto en Puente La Noria a precios populares. En pocas horas agotó el stock. Y cobraba en el momento y en efectivo, como revela el periodista Nacho Girón en su libro “La Salada”. 
De esta manera, si el tallerista clandestino, liberado de toda estructura impositiva o de trabajo formal, asume la venta directa de su producción, sólo tiene costos de alrededor del 20% del precio de la prenda. El resto es ganancia. Esto, por una parte, explica la diferencia de valor entre una prenda de La Salada o de un shopping, aunque sea la misma. También explica el fenómeno comercial: en La Salada hay 30.000 puestos de 3 o 4 m2 por los que los talleristas pagan entre 150 y 500 pesos en efectivo y por día. Si lo desean comprar, vale U$S 100.000
“Nosotros sinceramos la cadena de valor. Sinceramos los precios. Argentina es el país que vende la ropa más cara del mundo. Me compré esta camisa Tommy en Orlando a 15 dólares. Acá vale más de 500 pesos. Para nosotros, el que fabrica vende. Terminamos con la intermediación”, afirma Jorge Castillo, hombre fuerte de La Salada, mientras prepara una ronda de negocios con talleristas y marcas para exportar el modelo de La Salada a Miami (véase Entrevista).

En cambio, para Gustavo Vera, responsable de la Fundación La Alameda y “cazador” de talleres clandestinos, el secreto de La Salada no está en la alta productividad de sus talleres, sino en la ilegalidad. “En términos reales, si los talleres que producen para La Salada estuvieran en regla, con trabajadores registrados y un sueldo de convenio, y pagaran impuestos, la mercadería no tendría el precio que tiene”. Y continúa: “Es cierto que La Salada fue una rebelión de talleristas contra las marcas. Pero no cambiaron la estructura laboral: los costureros están en la misma situación, aunque produzcan para La Salada o para las grandes marcas. Replicaron el sistema”.
Este es un punto clave de disenso. “En los talleres que trabajan para La Salada no hay servidumbre. Cada uno produce lo que quiere. Los mueve la ambición. Son Pymes familiares muy productivas”, asegura Castillo. ¿Vos querés que yo ponga en blanco a mi hermana? ¿Para qué? ¿Para que se la lleven los otros?”, pregunta un tallerista que acompaña al CEO.
Vera promovió una megacausa judicial en la que están denunciados penalmente por distintos delitos a 106 marcas. Su estrategia fue hacerlos
responsable del trabajo esclavo en los talleres a los que llegaban sus prendas para confeccionar. Esta semana fue llamado a declaración indagatoria por el juez federal Julián Ercolini el presidente de Kosiuko, Federico Bonomi, por “presunta reducción” a la servidumbre en un taller donde su producción habría sido “tercerizada”. Además,  en la megacausa, 25 talleristas y dos intermediarios entre las marcas y los talleres clandestinos, fueron procesados por la justicia. Según Vera, a las marcas les duele más “el daño a su imagen” que las causas judiciales.
Una de las singularidades que produce la venta de ropa en La Salada es el cruce social. Los consumidores de clase media, asiduos visitantes de la feria, “compran marca” a un costo ínfimo. Si es necesario, simulan que la adquirieron en comercios. En las zonas pobres, los chicos sueñan con
comprar zapatillas en locales del shopping para sentirse más integrados a una sociedad que los excluyó. Desprecian los productos de La Salada por “truchos”, aunque no sean tan diferentes a los “originales”. El 17 de julio de 2011, Clarín dio cuenta de una banda de jóvenes delincuentes de un barrio de La Matanza que cuando reunían dinero de varios robos compartían un código: gastarla, todos juntos, en ropa del shopping del Abasto.
Toda ropa de marca
. Fuente: http://www.clarin.com/zona/stylecolorBF1424La-Salada-industria-textilibrLa-negocio_0_573542840.html
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“No hubo ningún gobierno que se metiera con nosotros”
16 de octubre de 2011
 
Por Marcelo Larraguy
Jorge Castillo está acompañado por un grupo de siete personas en un bar del barrio de San Cristóbal. Explica su plan de llevar el modelo de negocios de La Salada a Miami. “Cuando viajé, vi un sector muy carenciado en el barrio latino, parecido al conurbano de los ‘90, y dije ‘acá podemos armar algo’. Tengo varios galpones en vista para alquilar”. Castillo piensa en una feria con locales techados, abierta todos los días. “Estoy presentando el negocio a talleristas y marcas. Algunos podrían exportar la ropa o vender marcas de allá. En Estados Unidos la tela es barata porque tiene una carga impositiva del 6% y en Argentina, con IVA, Ganancias, tenemos el 35%.
Tendrían que trabajar en blanco.
Acá también se podría funcionar en blanco. Pero el Gobierno piensa que es imposible arreglar La Salada. No tiene la decisión política. Esto es muy fácil: tolerancia cero. Pero el gran flagelo es la venta en la calle. Ahí sí que nadie paga nada. Es todo corrupción.
¿Usted produce ropa? Ya no. Tengo dos funciones: soy el CEO de La Salada y además soy accionista de una sociedad que alquila puestos.
¿Qué diferencia hay entre las marcas originales y las de La Salada? La confección de La Salada es “meta palo y a la bolsa”. Con hilos colgando. Las primeras marcas tienen una confección más cuidada. Pero es muy posible que el tallerista de La Salada haya trabajado para primeras marcas y ya tenga el modelo. Entonces compra 20 kilos de tela, produce la remera y la vende.
La Salada funciona porque se produce ropa a bajo costo en talleres clandestinos. ¿Es así? No, no es así. Los que producen son cuentapropistas. Yo soy zapatero, técnico modelista recibido. Tengo una fábrica grande cerrada. Cuando empecé a los 18 me ataba a la pata de la máquina para trabajar. Me compré una máquina de coser por las horas de trabajo. El que trabaja en un taller clandestino, como le dicen, tiene que arreglar con todo el mundo para abrir. Y después tenés a la policía en la puerta para arreglar. Es complicado. No hay una legislación que los proteja.
Pero la ley dice que no se pueden trabajar más de 8 horas.
Se termina ganando más plata en negro que en blanco. Ahí no hay sindicato, razón social ni nada. Si estás en blanco tenés que darle la plata “a los gordos”. Yo tengo que hacer en el día, si es posible, diez mil cuellos de camisa. Yo lo he hecho. La ambición (de los costureros) de generar plata los lleva a trabajar tanto. Un dólar me cobraban a mí los bolivianos para hacer un pullover. Y laburaban de las 7 de la mañana a las 12 de la noche. ‘Un dólar´, ‘un dólar …’ esa es la forma de trabajar. Los argentinos, con los sindicatos, nos acostumbramos a no trabajar. El empleado debería trabajar a destajo. Todos. Y se acaban los “gordos” ladrones que nos roban a los empleadores. Y el que no produce se muere de hambre. Yo arranqué con dos metros de cuero para ser zapatero.
El libro “La Salada” dice que para que la feria exista, hubo una connivencia con la policía, la política … No, la connivencia fue la necesidad de salir de la recesión de Menem. Muchos intentaron armarla en otro lado y no pudieron. Yo soy cuentapropista. No voy a depender de una bolsita del político de turno. Voy a generar la mía.
¿Este negocio, como usted lo entiende, se lo explicó a algún político, intendente, gobernador? -No, porque ellos no tienen capacidad. Pueden ser estadistas, pensar el país pero no entender esto. Mira, entre la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) y el Sindicato de Comercio de Cavalieri, crearon un seguro por daño, aparte de la ART, que le saca 72 millones de pesos por mes a los empleados. Se lo sacan por recibo. Hay mucha mentira en esto. La Salada tiene cosas malas como toda la Argentina ¿Cuánto factura La Salada? Entre 150 y 200 millones de pesos por día. Todo al contado.
Eso en blanco.
¿Qué blanco? Somos todos morochitos. En la panadería la factura.
Es raro que los políticos no quieran echar mano de La Salada.
Porque no pueden. No los dejamos. No entra ni la intendencia. Son tan inútiles que no tienen capacidad para llevársela. Entra la policía, sí, porque dentro de todo donde hay “zonas calientes”, te ponen un patrullero, pagás el adicional. Ahora si lo blanquean o no, no es nuestro problema.
Tengo entendido que La Salada aportó para la campaña electoral del 2009: un millón de pesos al PJ y 700.000 pesos a la UCR.
No, nunca.
Un aporte de campaña suyo como empresario, me refiero.
Nunca. La Salada soy yo y soy radical. Es mentira. Es verdad que junté gente para los actos de Alfonsín. Pero después de que se unió con De Narvaéz dije basta. Ahora Alfonsín me está llamando para que le pongamos fiscales. No se los voy a dar … Si entregó el partido al PJ bonaerense. No hubo ningún gobierno que se metiera con nosotros. Yo me reuní con (Guillermo) Moreno y él reconoce que La Salada es marcadora de precio en el mercado textil. Y al gobierno eso le sirve. Acá nos están ‘chorreando’ con la ropa.
 
 
Habrá que hallar cómo ir abriendo caminos emancipatorios de este entrampamiento de nosotros, los de abajo, en vivir y trabajar en acuerdo con la acumulación de riquezas y poder de quienes nos dominan.
 

 
Es comenzar por el cuestionamiento a las justificaciones de los gobiernos progresistas respecto al extractivismo que promueven.
 
Coincide con ellos  Miguel Benasayag cuando explica: "en Argentina, hay una contradicción entre justicia social y justicia ecológica. Porque la justicia ecológica dice no a los transgénicos o a la minería y justamente de ahí está sacando el gobierno de Cristina Kirchner la plata para pagar los planes sociales. Entonces, al chico que está en una villa miseria con riesgo de morir de malnutrición, la justicia ecológica le puede parecer perfectamente un lujo de ricos y una abstracción. Las dos luchas son coherentes, pero no armónicas. Es exactamente así la cosa, no hay solución global en un mundo complejo, no hay síntesis.
Es decir, hay luchas que son justas y sin embargo no son armonizables, son irreconciliables (al menos en esta época). No se puede exigir la coherencia de la lucha y la armonía de las luchas. Cuando aparece el típico partido que pone juntos a un representante de cada lucha -una mujer, un homosexual, un obrero, un inmigrante, una prostituta, etc.- eso está podrido de entrada. Tenemos que aprender a vivir y a pensar entre situaciones múltiples que deben abandonar todo deseo de armonía. No existe “el movimiento”, sino una pluralidad de situaciones que no encajan, no convergen, no se sintetizan en ninguna unidad".
 
 
Miguel Benasayag descontextualiza . El capitalismo se desarrolla a costa de la desigualdad social desde sus orígenes históricos. En su etapa de imperialismo inicia su intensificación de la creciente desigualdad entre unos pocos países y la inmensa mayoría de la humanidad. Hoy a la superexplotación de los trabajadores incorpora a la de naturaleza.   

Humberto Márquez Covarrubias sostiene:
"La eclosión de la gran crisis del capitalismo contemporáneo en la alborada del siglo XXI desnuda los mecanismos orientados a concentrar capital, poder y riqueza en manos de una delgada élite transnacional en el marco del desarrollo desigual entre países centrales y periféricos y, en contraste, evidencia el crecimiento de las desigualdades sociales en el mundo. De manera inevitable, afloran los riesgos inmanentes a la desmedida explotación del trabajo, la depredación ambiental y la financiarización de la economía, además de los peligros derivados de las escaladas de violencia y guerra. Para el sistema capitalista, hoy como nunca antes, la vida humana representa un recurso desechable, cuya existencia se encuentra en predicamento en distintos ámbitos del planeta, mientras el capital, en tanto forma suprema de las relaciones sociales, tiene primacía absoluta".
"Ante la respuesta tentativa del gran capital, que aún contempla la superexplotación laboral, la devastación ambiental y la acumulación centralizada, se postula la necesidad de generar alternativas de desarrollo posneoliberal o poscapitalista, a fin de generar mejores condiciones de vida y trabajo para la mayoría de la población y así, poner en el centro la necesidad de garantizar la reproducción de la vida humana en el planeta".
Leer
A su vez Alberto Acosta advierte:
La experiencia de las economías petroleras y mineras de la región nos ilustra, y el presente nos confirma, que estas actividades extractivistas, tal como se mencionó antes, no generan encadenamientos dinámicos tan necesarios para lograr un desarrollo coherente de la economía. No se aseguran los tan esenciales enlaces integradores y sinérgicos hacia delante, hacia atrás y de la demanda final (en el consumo y fiscales). Mucho menos se facilita y garantiza la transferencia tecnológica y la generación de externalidades a favor de otras ramas económicas del país. De la anterior constatación se deriva una clásica característica adicional de estas economías primario-exportadoras, incluso desde la colonia, que es su carácter de enclave: el sector petrolero o el sector minero, así como muchas actividades agrarias, forestales o pesqueras de exportación, normalmente están aisladas del resto de la economía. En esta línea de reflexión también debe incluirse la energía nuclear (12) y la producción de biocombustibles (Houtart, 2011). Las enormes rentas diferenciales o ricardianas que producen estas actividades, conducen a sobreganancias que distorsionan la asignación de recursos en el país. Derivadas de la actividad de exportación de bienes primarios, se consolida y profundiza la concentración y centralización del ingreso y de la riqueza en pocas manos, así como el poder político.
La masiva concentración de dichas rentas se registra en pocos grupos económicos, muchos de los cuales no encuentran ni tampoco crean alicientes para sus inversiones en la economía doméstica. Prefieren fomentar el consumo de bienes importados, con frecuencia sacan sus ganancias fuera del país y muchos manejan sus negocios con empresas afincadas en lugares conocidos como paraísos fiscales. Como consecuencia de lo expuesto, las empresas que controlan la explotación de los recursos naturales no renovables en forma de enclaves, por su ubicación y forma de explotación, se convierten en poderosos entes empresariales dentro de relativamente débiles Estados nacionales. Grandes beneficiarias de estas actividades son las empresas transnacionales, a las que se les reconoce el “mérito” de haberse arriesgado a explorar y explotar los recursos en mención. Nada se dice de cómo estas actividades conducen a una mayor “desnacionalización” de la economía, en parte por el volumen de financiamiento necesario para llegar a la explotación de los recursos, en parte por la falta de empresariado nacional consolidado y, en no menor medida, por la poca voluntad gubernamental de formar alianzas estratégicas con sus propias empresas estatales o inclusive con empresarios privados nacionales. Por lo demás, desafortunadamente, algunas de esas corporaciones transnacionales han aprovechado su contribución al equilibrio de la balanza comercial, para influir sobre los balances de poder en el país, amenazando permanentemente a los gobiernos que se atreven a ir a contracorriente. Comúnmente las compañías extranjeras han gozado y aún gozan en muchos casos de un marco referencial favorable y, en no pocas ocasiones, sus propios directivos o sus abogados ocupan puestos clave en los gobiernos. De esta manera, cuentan también con el respaldo de poderosos bufetes de abogados y en no pocas ocasiones, con el apoyo de la gran prensa, velando así directamente para que las políticas aplicadas o las reformas legales les sean ventajosas. Esta situación alentada por organismos como el BID y sus hermanos mayores, el Banco Mundial (13) y el Fondo Monetario Internacional? se ha registrado una y otra vez en los sectores petrolero y minero de América Latina. Con estos esquemas altamente transnacionalizados se ha dado paso a un proceso sumamente complejo: la “desterritorialización” del Estado. El Estado se desentiende (relativamente) de los enclaves petroleros o mineros, dejando, por ejemplo, la atención de las demandas sociales en manos de las empresas. Esto conduce a un manejo desorganizado y no planificado de esas regiones que, inclusive, quedan en la práctica muchas veces al margen de las leyes nacionales. Todo eso consolida un ambiente de violencia generalizada, pobreza creciente y marginalidad que desemboca en respuestas miopes y torpes de un Estado policial, que no cumple sus obligaciones sociales y económicas.
A lo anterior se suma el hecho, bastante obvio (y desgraciadamente necesario y no sólo por razones tecnológicas) de que, a diferencia de las demás ramas económicas, la actividad minera y petrolera genera poco aunque bien remunerado trabajo directo e indirecto. Son actividades intensivas en capital y en importaciones. Contratan fuerza directiva y altamente calificada (muchas veces extranjera). Utilizan casi exclusivamente insumos y tecnología foráneos. La consecuencia de estas prácticas hace que el “valor interno de retorno” (equivalente al valor agregado que se mantiene en el país) de la actividad primario-exportadora resulte irrisorio. En estas economías petroleras y mineras de enclave, la estructura y dinámica políticas se caracterizan por prácticas “rentistas”; la voracidad y el autoritarismo con el que se manejan las decisiones, disparan el gasto público más allá de toda proporción y acarrean distribución fiscal discrecional, como se analizará más adelante. Debido a estas condiciones y a las características tecnológicas de las actividades petrolera y minera, no hay una masiva generación directa de empleo. Esto explicaría también la contradicción de países ricos en materias primas donde, en la práctica, la masa de la población está empobrecida. Adicionalmente, las comunidades en cuyos territorios o vecindades se realizan estas actividades extractivistas, han sufrido y sufren los efectos de una serie de dificultades socioambientales derivadas de este tipo de explotaciones. La miseria de grandes masas de la población parecería ser, por tanto, consustancial a la presencia de ingentes cantidades de recursos naturales (con alta renta diferencial). Esta modalidad de acumulación no requiere del mercado interno e incluso no lo necesita, puesto que funciona con salarios decrecientes. No hay la suficiente presión social para obligar a reinvertir en mejoras de la productividad.
El rentismo determina la actividad productiva y por cierto el resto de relaciones sociales. Como corolario de lo anterior, estas actividades extractivas, petrolera o minera, promueven relaciones sociales clientelares, que benefician los intereses de las propias empresas transnacionales, pero impiden el despliegue de adecuados planes de desarrollo nacionales y locales. Este tipo de economías extractivistas deteriora grave e irreversiblemente el medio ambiente natural. El examen de la actividad minera o petrolera alrededor del planeta evidencia un sinnúmero de daños y destrucciones múltiples e irreversibles de la Naturaleza. Por igual son incontables las tragedias humanas, tanto como la destrucción de las potencialidades culturales de muchos pueblos. En el ámbito económico la situación tampoco es mejor. Los países cuyas exportaciones dependen fundamentalmente de recursos minerales o petroleros son económicamente atrasados, en donde los problemas ambientales crecen al ritmo que se expanden las actividades extractivistas. Fijemos un momento nuestra atención en la minería. La explotación minera industrial moderna implica la extracción masiva ?y en un tiempo muy corto?, de la mayor cantidad posible de recursos minerales; recursos que se han formado en procesos de muy larga duración, a escalas tectónicas. En la actualidad, los sitios de alta concentración mineral se van agotando. Sin embargo, los elevados precios del mercado mundial permiten que la explotación minera sea rentable aún en los yacimientos en donde el mineral es escaso. Para hacer producir estos yacimientos, es necesario aplicar una minería industrial de gran escala, con uso masivo de químicos a veces sumamente tóxicos (cianuro, ácido sulfúrico, entre otros), un consumo cuantioso de agua y la acumulación de grandes cantidades de desechos.
Este gigantismo provoca la generación de impactos ambientales enormes. Los efectos nocivos no sólo afloran en la fase de exploración y explotación, cuando se abren gigantescos hoyos en la Madre Tierra o cuando se usan químicos tóxicos para procesar los minerales extraídos, sino también en la movilización del material extraído que afecta grandes extensiones de territorio. Los desechos mineros, al ser acumulados durante muchos años, pueden derramarse y contaminar el medio ambiente, particularmente con metales pesados o drenaje ácido de roca. Este último fenómeno, que puede darse por decenas y decenas de años, ocurre cuando las aguas de lluvia, o aún el aire, entran en contacto con las rocas que han sido desplazadas desde el subsuelo hacia la superficie y acumuladas en las escombreras, en el cráter o en los diques de desechos de la mina. Generalmente existe un alto riesgo de que se produzca una oxidación de minerales sulfurados por la lluvia o el aire húmedo, que terminan por provocar una acidificación inusual de las aguas que corren sobre estas rocas. En el Ecuador, muchos yacimientos mineros estarían particularmente expuestos a este problema porque tienen rocas sulfurosas, conocidas por generar drenaje ácido. Este tipo de contaminación es particularmente devastadora para el agua. En numerosas ocasiones, el agua termina por ser inutilizable para el consumo humano y para la agricultura. La contaminación de las fuentes de agua provoca además un conjunto de impactos en términos de salud pública, como enfermedades degenerativas o de la piel, entre otras. Y todo esto sin considerar los graves impactos sociales que conlleva esta mega actividad extractivista. Si bien las distintas actividades extractivas tienen una prolongada y conocida historia de depredación en el mundo, en la actualidad se registra ?en la medida que es notorio el agotamiento de los recursos naturales, especialmente en los países industrializados? una creciente presión en los países subdesarrollados para que estos entreguen sus yacimientos minerales o petroleros. Incluso la creciente defensa del ambiente en las sociedades consideradas como desarrolladas genera una presión sobre los países empobrecidos con el fin de que estos abran su territorio para satisfacer la demanda de minerales de la economía mundial. Es preciso recordar que normalmente las empresas transnacionales y los gobiernos cómplices destacan exclusivamente los “enormes” montos de reservas mineras y petroleras existentes, transformados en valores monetarios. Con estas cifras, en general altamente exageradas, se quiere sensibilizar a la opinión pública a favor de la minería. Sin embargo, esta mirada resulta incompleta. Habría que sumar los llamados costos ocultos, ambientales y sociales, incorporando por ejemplo, el valor económico de la contaminación. Éstas son pérdidas económicas que normalmente no aparecen en los proyectos y que son transferidas a la sociedad; recuérdese la devastación social y ambiental en el nororiente de la Amazonía ecuatoriana, que luego dio lugar a un juicio en contra de la compañía Chevron-Texaco. También deberían entrar en la lista de costos los denominados “subsidios perversos” que se expresan a través de la entrega de energía a precios menores, agua sin costo o con costo reducido, e inclusive infraestructura de transporte (Gudynas, 2011c). ¿Se han presentado estas evaluaciones? No. Probablemente porque el asumir estos costos disminuiría notablemente la rentabilidad de las empresas y se pondría en evidencia los magros beneficios para el Estado. Estas actividades extractivistas generan, a su vez, graves tensiones sociales en las regiones en donde se realiza la extracción de dichos recursos naturales, en la medida en que son muy pocas las personas de la región las que normalmente pueden integrarse a las plantillas laborales de las empresas mineras y petroleras. Los impactos económicos y sociales provocan la división de comunidades, peleas entre ellas y dentro de las familias, violencia intrafamiliar, la violación de derechos comunitarios y humanos, un incremento de la delincuencia y violencia, el tráfico de tierras, etc. Leer

En fin Raúl Zibechi aclara:

  • Neoliberalismo y neocolonialismo en América Latina. Pan para hoy, incertidumbre mañana

La explotación y exportación de recursos primarios o bienes comunes, está permitiendo a los gobiernos de la región atravesar la crisis global sin grandes cataclismos internos, a lo que pueden sumar extensas políticas sociales. Queda en el tintero un amplio debate sobre el modelo extractivo y sus consecuencias a mediano plazo.
El gobierno de Evo Morales consiguió acumular, por vez primera en la historia de Bolivia, reservas internacionales que superan los 9.000 millones de dólares que el próximo año superarán los 10.000 millones. En los últimos 15 años Bolivia casi duplicó el ingreso per cápita pasando de 896 dólares anuales a 1.683 dólares en 2009, aunque esas cifras no contemplan la inflación. Ambos incrementos se deben al impacto de los ingresos que percibe el país por sus exportaciones.
Hace doce años, en 1998, las exportaciones mineras e hidrocarburíferas suponían el 47 por ciento de las exportaciones de Bolivia. Hoy representan el 80 por ciento, según un reciente informe difundido por el CEDLA (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario). Una tendencia no muy diferente a la que se registra en la mayor parte de los países de la región, donde la reprimarización de la producción y las exportaciones viene siendo la norma. Los altos precios de las commodities alientan esta tendencia que, sin embargo, augura problemas para el futuro inmediato
  • Pobreza y control territorial

La extracción empobrece a los países productores y enriquece a las multinacionales. Paga impuestos apenas simbólicos y en ocasiones nada, ya que estos emprendimientos suelen implantarse en limbos jurídicos como las zonas francas y aprovechan todas las ventajas que les ofrecen los países propietarios de esas riquezas.
Forma parte de lo que el geógrafo David Harvey ha definido como “acumulación por desposesión” o, si se prefiere, por robo o apropiación. Aún cuando pueda cuestionarse el desarrollismo, el exctractivismo no se inscribe ni siquiera en esa genealogía, ya que se salta el proceso industrializador en los países donde se instala. El reciente informe del Banco Mundial, “Los recursos naturales en América Latina y el Caribe. ¿Más allá de bonanzas y crisis?”, afirma que los países de la región “llegaron a ser de los más prósperos del mundo gracias a la producción de metales precios, azúcar, caucho, granos, café, cobre y petróleo”.
Suena extraño que la expoliación colonial sea leída de ese modo por una institución que pretende orientar las políticas nacionales. Más aún, asegura que “las exportaciones de bienes primarios siempre han activado las economías de la región, llenando las arcas de los gobiernos”, y que América Latina “puede derivar beneficios significativos por ser la mina y el granero” de las economías centrales. Casi un insulto.
Omite, por ejemplo, la creciente militarización de áreas enteras para despejar población molesta para este tipo de acumulación, que tiene en la guerra colombiana su mayor expresión. Los territorios de la guerra son exactamente aquellos donde las multinacionales han puesto sus ojos para apropiarse de los bienes comunes como lo muestran varios estudios. En paralelo, el agronegocio se apropia de millones de hectáreas desplazando a la población campesina productora de alimentos, con lo que la seguridad alimentaria de las naciones de debilita.
En consecuencia, este modelo genera pobreza y exclusión. El economista argentino Claudio Katz recordó un estudio de CEPAL que afirma que en la Argentina el decil más rico tiene un ingreso per cápita mayor que ese mismo sector en los países anglosajones, en tanto la población con menores ingresos es veinte veces más pobre que los estratos más bajos de los países desarrollados.
  • Para cortarle alas al golpismo hay que salir del extractivismo

(...)El extractivismo es mucho más que un modelo productivo y de acumulación de capital. En rigor, forma parte del complejo especulativo-financiero que hoy domina el mundo. En nuestros países tiene efectos depredadores: está creando un nuevo bloque de poder, corruptor políticamente, polarizador y excluyente socialmente y depredador del medio ambiente.
En lo político, el modelo extractivo necesita un conjunto de gestores que alimenta con sus inmensas ganancias (soya, minería a cielo abierto y varios monocultivos), que velan por sus intereses (universidades, gobiernos nacionales o locales, medios e intelectuales). Exagerando apenas, el extractivismo juega un papel desintegrador similar al del narcotráfico, porque destruye el tejido social, expulsa a los campesinos de sus tierras, infla ciudades hasta límites insoportables y mata a la gente, en particular a los más pobres, que no tienen acceso a un sistema sanitario de calidad.
En todos los países de nuestra región, paraísos extractivos del capital especulativo global o de los intereses expansionistas de países emergentes como China, una larga década de extractivismo no ha hecho sino fortalecer a las derechas. No me refiero sólo a los partidos o políticos conservadores, sino a una derecha difusa, social y cultural, que promueve el individualismo, un consumismo atroz y depredador de los vínculos sociales, comportamientos casi fascistas hacia los pobres, o sea contra los jóvenes de las barriadas populares, en particular las gentes del color de la tierra.
Denunciar el golpismo es imprescindible. Defenderse del Pentágono es urgente. Incrementar la militancia es clave (no sólo las declaraciones y los desplegados). Pero el modelo extractivo sigue criando y creando camadas de jóvenes conservadores que buscan líderes ultraderechistas.

Movimientos, crisis, movimientos

Luego del monumental trabajo coordinado por Giovanni Arrighi y Beverly Silver, Caos y orden en el sistema mundo moderno, hay argumentos suficientes para concluir acerca de la relación entre las crisis y las luchas sociales y alumbrar algo más la situación actual del sistema capitalista. En efecto, el estudio sostiene, con abundante información comparativa, que la crisis (mal llamada) económica comienza a raíz de una oleada de militancia obrera fabril en los años 60, que fue capaz de pulverizar el modelo fordista-taylorista de sujeción y control de los trabajadores. La actual coyuntura puede leerse, bajo esa óptica, como una consecuencia de larga duración de aquella oleada de movimientos que forzaron al capital a mudar, convirtiéndose en capital financiero especulativo.
Más allá de un debate, siempre necesario, sobre cuestiones teóricas, vale la pena detenerse en ese enfoque, ya que puede contribuir a una mejor comprensión del movimiento real que está sucediendo ante nuestros ojos, como apuntaba Marx. La primera cuestión es que no son las crisis las que motivan la acción social sino al revés: la movilización, la ruptura de los controles, es lo que provoca reacomodos en el modo de dominación, forzando a los de arriba a introducir cambios no sólo en el terreno de la economía sino cambios societales que abarcan todos los terrenos de la vida. Por eso mismo no podemos hablar, en rigor, solamente de crisis económica.
En la década de los años 60, la oleada de militancia obrera fue apenas una expresión, importante, decisiva, pero una más, de una profunda oleada nacida en el subsuelo de las sociedades que pugnaba por la transformación. Mujeres, niños, jóvenes, campesinos sin tierra, obreros no calificados, indios, negros, y un largo etcétera, jaquearon los modos de dominación establecidos en la familia, la escuela, la localidad rural y urbana, la fábrica, la hacienda, la universidad… La crítica al patriarcado se manifestó también en el rechazo al poder del profesor, del capataz, del varón blanco de clase media, en fin, un proceso democratizador antiautoritario que minó los modos de dominación y, por tanto, de acumulación.
En segundo lugar, esa oleada nació y se manifestó por fuera de los cauces establecidos y de las instituciones, entre ellos los partidos comunistas y los sindicatos. André Gorz hablaba, en el terreno fabril, de la existencia de una verdadera guerrilla obrera fuera del control sindical, que provocó ingentes pérdidas a los empresarios. En América Latina no sólo fueron desbordados los partidos de derecha e izquierda sino los propios sindicatos y las centrales burocratizadas. Algunos de los momentos más críticos de la lucha obrera en Argentina, por poner apenas un ejemplo, entre elcordobazo de 1968 y las Coordinadoras Fabriles de 1975, se dieron no sólo por fuera sino contra las estructuras sindicales. Al parecer, una verdadera oleada capaz de subvertir el orden no puede canalizarse a través de lo ya establecido y debe crear otros cauces, como fueron la CUT (central de trabajadores) y el MST (movimiento sin tierra) en Brasil, y decenas de nuevas organizaciones en todo el continente.
En tercer lugar, los ciclos de protesta y de movilización no sólo cambian el escenario político-social sino también a los propios movimientos. Por eso, los movimientos que protagonizan un ciclo suelen ser un obstáculo en el ciclo siguiente, ya que se han institucionalizado, pasaron a formar parte de la cultura del poder, han incrustado sus mejores cuadros en el sistema que un día combatieron. Un verdadero ciclo rebelde crea nuevas organizaciones, pero también nuevos modos de luchar y, sobre todo, nuevos paradigmas para concebir el cambio social, o la revolución, o como cada uno quiera llamarle.
Los procesos profundos y verdaderos nacen de y en las periferias, nunca en el centro del sistema, tanto a escala planetaria como en cada país. Los zapatistas han acuñado el concepto del más abajo para referirse a ese sector social donde nace la revuelta. Así como en los años 60 fueron los obreros no calificados, las mujeres y los jóvenes la fuerza motriz de las luchas, en América Latina en el periodo neoliberal fueron los sin (sin derechos, sin tierra, sin trabajo, etcétera) los que estuvieron a la cabeza de la deslegitimación del modelo. En el lenguaje de Marx, los que no tienen nada que perder. ¿Quiénes serán los principales protagonistas durante la actual crisis? Aquí aparece un nuevo tema, ya que el sistema ha trasladado los modos de control fuera de los espacios de disciplinamiento tradicionales, como forma de dominar los territorios de la pobreza, allí donde no llegan los estados, ni los partidos, ni los sindicatos.
Estas nuevas formas de control, por lo menos en América Latina, se llaman planes sociales. Son herederos de las políticas focalizadas hacia la pobreza creadas por el Banco Mundial para contrarrestar el desmontaje de los estados benefactores durante el periodo más crudo de las privatizaciones. Ahora se han ampliado y perfeccionado. Alcanzan a alrededor de 100 millones de personas sólo en Latinoamérica (50 de ellas en Brasil), o sea el núcleo de los más pobres, de los que ahora tienen para perder miserables bonos de 30 a 60 dólares mensuales, suficientes para no morir de hambre pero no para salir de la miseria. Los gestores de esos planes son a menudo cientos de miles de ONG que conocen en detalle los territorios de la pobreza, que son a menudo los territorios de la resistencia. Son la punta de lanza de estados capilares que buscan desorganizar e impedir levantamientos y sublevaciones sociales.
Por lo tanto, serán aquellos colectivos y sujetos capaces de neutralizar el control que ejercen los planes sociales, los que vayan a protagonizar las nuevas, necesarias e imprescindibles oleadas de protesta, porque, bien sabemos, la crisis no tiene salidas económicas sino políticas. Una política desde abajo, enraizada en las periferias urbanas y rurales; una política diferente, no institucional, asamblearia, tumultuosa, incierta.

 

  • Vida material, capitalismo y cambio social

La mayor parte de los análisis políticos, con intencionalidad antisistémica, están orientados a comprender cómo funcionan las grandes empresas multinacionales y el conjunto de la economía capitalista, el papel que juegan los estados-nación, y las relaciones de fuerza geopolíticas a escala nacional, regional y global, en suma, en el modo como dominan los poderosos. Contamos también con un buen puñado de estudios sobre las luchas sociales y políticas de los sectores populares, desde las luchas locales hasta las coaliciones más amplias que establecen a escala nacional y global, y cómo estas formas de acción van cambiando a lo largo del tiempo.
Podría decirse que buena parte de estos análisis y estudios dan cuenta de la realidad del sistema y de las diversas realidades antisistémicas. Sin embargo, contamos con muy pocos trabajos sobre lo que Fernand Braudel denominaba la vida material, a la que llamó también el océano de la vida cotidiana, el reino del autoconsumo, lo habitual, lo rutinario, la esfera básica de la vida humana que en su opinión es el gran ausente de la historia (La dinámica del capitalismo, Alianza). Y, habría que agregar, el gran ausente en las teorías revolucionarias y en las propuestas emancipatorias.
Como sabemos, Braudel definió tres esferas: la vida material, que es el reino del valor de uso; la vida económica o economía de mercado, dominada por los intercambios y el valor de cambio, y encima de ambas el capitalismo o el antimercado, donde merodean los grandes depredadores y rige la ley de la selva. En esta peculiar mirada del mundo el Estado no hace sino auxiliar al capitalismo y es antitético a la economía de mercado, como recuerda Immanuel Wallerstein.
Para completar el análisis, habría que repetir con Braudel que el capitalismo hunde sus raíces en la vida material pero no penetra nunca en ella. La acumulación de capital se produce básicamente en la esfera de los monopolios donde no funciona el merado, no así en la vida material y en la vida económica. Es cierto que los estratos superiores se apoyan en los inferiores, de los cuales también dependen, pero no es menos cierto que la vida cotidiana o material es relativamente autónoma y no está nunca completamente subordinada a la esfera de la acumulación.
El interés y actualidad del modo de mirar de Braudel consiste en que la lucha antisistémica está anclada básicamente en la vida material y, de algún modo, en la vida económica, pero no puede apoyarse en las esferas del capitalismo, sean las empresas o los estados. La enorme potencia de los movimientos antisistémicos territoriales actuales, tanto los rurales como los urbanos, es que organizan colectivamente el océano de la vida material, desde ese lugar se relacionan con la vida económica, los mercados, y desde allí resisten al capital y al estado.
Incluso en las grandes ciudades. En el corazón de una megaciudad como Buenos Aires pululan experiencias de este tipo, que también pueden encontrarse en muchas otras urbes latinoamericanas (ver cipamericas) y, por supuesto, abundan en las zonas rurales. Una amplia red de espacios (merenderos, comedores populares, centros de salud, primarias y bachilleratos populares, centros de mujeres, cuadrillas de trabajo, medios de comunicación) le dan forma colectiva a la vida material de los más pobres, convirtiendo la vida cotidiana en espacios de resistencia pero también de alternativa al sistema.
De ese modo la rutina, lo cotidiano, cobra nuevos sentidos. Las organizaciones populares, por lo menos las que no se limitan a parasitar la vida material, trabajan por organizar el autoconsumo más allá del espacio familiar. Sobre todo se empeñan en que ese espacio de autonomía que es la vida cotidiana sea lo más integral posible, que abarque no sólo necesidades urgentes como la alimentación, que es el suelo donde comenzó a florecer el movimiento piquetero argentino, sino que se expanda hacia áreas como la educación y la salud, la dignidad de las mujeres, los juegos infantiles y los órganos de decisión, como las asambleas.
Organizar la vida material, profundizar sus sentidos colectivo y comunitario, es tanto como politizarla y darle más autonomía ante las otras esferas, muy en particular frente a las multinacionales y los estados. Eso pasa también por dotarla de órganos para adoptar decisiones y hacerlas cumplir, para defenderse frente a las otras esferas, o sea, órganos de poder. Cuando la vida material se organiza como movimientos antisistémicos, las asambleas cumplen esa función.
¿Cómo se paran frente a los monopolios capitalistas? En el caso que comento, los movimientos de las villas de Buenos Aires, recuperan lo que necesitan mediante la acción directa. Para conseguir medicamentos para sus centros de salud, hacen piquetes frente a las grandes distribuidoras farmacéuticas, impidiendo la salida y la entrada de camiones. Lo mismo para arrancarle alimentos al municipio o al gobierno de la ciudad. La cámara que utiliza una televisión comunitaria la consiguieron mediante un escrache a un hotel de cinco estrellas. Y así con todo.
¿Es posible revolucionar la sociedad desde la vida material o cotidiana? Depende del concepto de revolución que cada quien maneje. La vida material es, entre muchas otras cosas, el espacio de la gente común, el que puede limitar o darle alas al capitalismo. No existen otros espacios donde pueda nacer y crecer algo diferente al mundo de la acumulación. Miradas así las cosas, el cambio social es un modo sistemático de desparasitar la vida material de capitalismo.
En ningún otro estrato puede nacer un mundo nuevo y diferente. No quiero decir con ello que la vida material/cotidiana no contenga opresiones, como el machismo. Sólo se puede construir lo nuevo desde relaciones asentadas en el valor de uso, y comandadas por la gente común. Hacerlo desde otros espacios es tanto como reproducir la dominación o instalar una nueva clase dominante.
  • El territorio como espacio emancipatorio

Los movimientos de base territorial, rurales y urbanos, integrados por indígenas y afrodescendientes, campesinos y sectores populares, jugaron un papel decisivo en la resistencia y deslegitimación del modelo neoliberal. Desde sus territorios lanzaron formidables ofensivas que abrieron grietas en el sistema de partidos sobre el que se asienta la dominación y modificaron el escenario geopolítico regional. De modo directo e indirecto, influyeron en lo local, lo nacional, regional y global.
Han jugado y jugarán también un papel decisivo en la construcción de un mundo nuevo. Si ese mundo, como señala Immanuel Wallerstein (La Jornada, 12 de enero de 2013), será el resultado de una infinidad de acciones nanoscópicas, las pequeñas mariposas capaces de construirlo habitan territorios en los que resisten y en ellos pueden construir relaciones sociales diferentes a las hegemónicas. No es con manifestaciones ni declaraciones, por más masivas y necesarias que sean, como se crea el socialismo, sino con prácticas sociales en espacios concretos. Territorios en resistencia que son a la vez espacios en los que va naciendo lo nuevo.
Hasta ahí, son temas que hemos venido debatiendo en los últimos años. El capitalismo puede ser derrotado si somos capaces de expropiarle los medios de producción (y de cambio) en un largo proceso. Pero la cuestión no se agota allí. El sistema aprendió a desorganizar, diluir, cooptar y aniquilar por la fuerza (todo junto, no una u otra acción) a los sujetos nacidos y arraigados en la resistencia territorial. La combinación de fuerza bruta (militar y policial) con políticas sociales paracombatir la pobreza es parte de esa estrategia de aniquilación.
Ante esta situación compleja y difícil, crece la tentación de replegarse de los territorios en los que nacieron múltiples sujetos colectivos, buscando lugares más propicios donde seguir creciendo. A veces se apuesta por lo sindical, otras a lo estudiantil y en otras por lo electoral. Un debate de este tipo atraviesa sobre todo a movimientos en Argentina, Chile, Paraguay y Perú, aunque está presente en casi todos los países.
Es cierto que lo territorial por sí solo no alcanza. Que debe incluir formas diferentes de hacer política donde la gente común decida y ejecute; que hace falta crear formas de poder distintas a las estatales; que para garantizar la autonomía territorial es imprescindible asegurar la sobrevivencia material, o sea salud, educación, vivienda y alimentación para todos y todas.
Pero no podemos olvidar que los territorios son claves para la lucha por un mundo nuevo por dos razones, digamos, estratégicas: se trata de crear espacios donde podamos garantizar la vida de los de abajo, en todas sus multifacéticas dimensiones; y porque la acumulación por despojo o guerra –que es el principal modo de acumulación del capitalismo actual– ha convertido a los movimientos territoriales en el núcleo de la resistencia. La mutación del capitalismo que conocemos como neoliberalismo es guerra contra la vida.
A ellas se podría agregar un tercer argumento: sólo es posible resistir en las relaciones tejidas en torno de valores de uso, ya sean materiales o simbólicos. Si sólo nos movemos en las esferas de los valores de cambio, nos limitamos a reproducir lo que hay. Cerrados los poros de la vida en las fábricas por el posfordismo, es en los territorios, barrios, comunidades o periferias urbanas donde –aun esos mismos trabajadores– se vinculan entre sí en formas de reciprocidad, ayuda mutua y cooperación que son relaciones sociales moldeadas en torno del intercambio de valores de uso.

No es una cuestión teórica y por lo tanto sólo se puede mostrar. Se conoce y se practica, o no se entiende. Resistir hoy es proteger la vida y construir vida en territorios controlados colectivamente. El punto es que si abandonamos los territorios, ganaron los de arriba. Y en este punto no hay dos caminos. Sólo queda hacerse fuertes y autónomos allí, neutralizando las políticas sociales que quieren destruir lo colectivo salvando al pobre individualmente.
El pueblo mapuche resiste desde hace cinco siglos aferrándose a sus territorios. Así derrotaron a los conquistadores españoles, y en ellos se repusieron de la derrota que les infligió la República criolla en la guerra de exterminio conocida como Pacificación de la Araucanía en la segunda mitad del siglo XIX. En sus territorios aguantaron el diluvio de la dictadura pinochetista y las políticas antiterroristasde la democracia, debidamente condimentadas con políticas sociales para someter con migajas lo que no pudieron con palos.
No es la excepción sino la regla. Chiapas, Cauca, Cajamarca donde se resiste el Proyecto Conga, Belo Monte, El Alto o el conurbano de Buenos Aires, entre muchos otros, muestran que la combinación de guerra y domesticación son los modos de esterilizar las resistencias. Lo que diferencia esos territorios es que allí existen los modos de vida heterogéneos sobre los cuales es posible crear algo distinto a lo hegemónico. No nos engañemos: esa posibilidad no existe hoy ni en las fábricas ni en los demás lugares donde todo son valores de cambio, desde el tiempo hasta las personas.
Por eso las políticas sociales se han territorializado, porque los gestores del capital percibieron que allí venían perdiendo pie ante el nacimiento de sujetos integrados por los que no tienen nada que perder: mujeres, hombres y jóvenes sin futuro en este sistema, aquellos que por el color de su piel, su cultura y su modo de ser no tienen cabida en las instituciones, ni siquiera en las que se reclaman de izquierda o defensoras de los trabajadores. Allí sólo existen como representados, o sea como ausentes.
No hay alternativas al trabajo territorial, ni atajos para hacer más corto y soportable el camino. La experiencia reciente muestra que es posible doblegar el cerco del sistema contra nuestros territorios, superar el aislamiento, sobrevivir y seguir adelante. Persistir o no, es una cuestión de pura voluntad. Leer
 
Agendas y culturas políticas 
en los movimientos sociales latinoamericanos.
28 de abril de 2015
 
Por Raúl Zibechi (Noticias Aliadas)
 
Una somera radiografía de las movilizaciones más importantes de los últimos años, como las masivas manifestaciones de millones de brasileños en 353 ciudades en junio del 2013, puede contribuir a visibilizar a los nuevos actores que protagonizan el activismo social en América Latina. El 84% de los manifestantes no tenían preferencias partidarias, el 71% participaba por primera vez en protestas y el 53% tenía menos de 25 años1.
Las movilizaciones brasileñas se focalizaron en el rechazo al aumento del precio del transporte urbano, como parte de una lucha más amplia por el acceso a la ciudad y contra la represión policial. La organización convocante, el Movimiento Passe Livre (MPL), es una pequeña red asentada en decenas de ciudades e integrada por jóvenes de los sectores medios que estudian en la universidad, que se movilizan cada vez que aumenta el transporte (uno de los más caros del mundo). Con los años, el movimiento ha ido evolucionando hacia la demanda por el derecho a la ciudad, que sienten limitada por el costo del transporte y la especulación urbana2.

 
Las protestas en Brasil tienen cierta similitud con el movimiento Yo soy 132 lanzado por los estudiantes universitarios mexicanos, exigiendo la democratización de los medios de comunicación durante las elecciones presidenciales del 20123. Aunque ambos se dispersaron en poco tiempo, los grupos que estuvieron en la base de las movilizaciones brasileñas estaban organizados desde mucho tiempo antes y siguen adelante luego del momento álgido de las acciones de calle.
 
En los últimos 10 años han surgido tantos movimientos que resulta difícil hacer un listado que los incluya a todos. Entre los más conocidos, figura el movimiento estudiantil de Chile, agrupado en la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ADES); las decenas de asambleas locales contra la minería y el modelo extractivo en Argentina, coordinadas en la Unión de Asambleas Ciudadanas; la potente resistencia a la minería en el departamento de Cajamarca, en el norte del Perú, en particular contra el proyecto Conga, en la que destacan las comunidades indígenas andinas, por mencionar apenas tres casos distintos. A ellos, habría que sumar infinidad de movimientos locales, como la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida, que consiguió frenar la instalación de Monsanto en una pequeña localidad cercana a la ciudad de Córdoba (Argentina)4. O la importante resistencia a la especulación inmobiliaria en Río de Janeiro, con motivo del reciente Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos del 20165.
 
Bloques sociales y temáticos En el continente podemos identificar, por su pertenencia social, tres grandes bloques de movimientos: los indígenas, los campesinos y los de sectores populares urbanos. Cada uno de ellos se asienta en espacios diferentes y enarbolan, en principio, demandas distintas. Los primeros, anclados en sus territorios ancestrales, reivindican la defensa y reconocimiento de esos territorios frente a la expansión del extractivismo minero y agroexportador, pero también exigen autogobierno en base a sus usos y costumbres, así como poder decidir aspectos centrales de las políticas educativas y de salud que afectan a los pueblos.
La actividad de los movimientos campesinos gira en torno a la tierra. Como los indígenas, enfrentan también al agronegocio, en particular la expansión de los cultivos de soja que provocan migraciones y contaminan aguas y poblaciones. Su lista de demandas incluye desde la reforma agraria (caso del Movimiento Sin Tierra de Brasil) hasta la exigencia de créditos para la producción y precios para sus productos. En los últimos años algunos de ellos han incrementado sus movilizaciones contra los efectos de tratados de libre comercio con Estados Unidos, y llegan a exigir su derogación, como la Mesa Nacional de Unidad Agraria y decenas de organizaciones campesinas en Colombia6.
El tercer bloque está conformado por los sectores populares que viven en las periferias de las grandes ciudades. En estos espacios, que en ocasiones denominan también como territorios, se aglomeran familias que fueron expulsadas por el agronegocio, las guerras y violencias de paramilitares, narcotraficantes, militares y guerrillas, pero también trabajadores formales cuyas empresas quebraron en la última crisis y migrantes de países de la región. Han levantado sus viviendas en base al trabajo familiar, espacios y equipamientos colectivos (en ocasiones escuelas y clínicas de salud) gracias a la cooperación y la reciprocidad (minga). En general, son familias que sobreviven en el empleo “informal”, pero también encontramos trabajadores mal remunerados que se desempeñan en la construcción, el trabajo doméstico y la venta ambulante.
 
Las demandas han sufrido algunos cambios a lo largo de los años. Si hubiera que encontrar alguna característica común, es el rechazo a la desigualdad y la lucha por cambios de carácter estructural . Sin embargo, muchos de estos movimientos comienzan reclamando algo tan simple como poder vivir. Algo así reclaman Máxima Acuña Atalaya, su familia y sus vecinos: que les permitan quedarse en las tierras que compraron hace 20 años, que ahora reclama una multinacional de la minería en la laguna Azul, en las alturas de Cajamarca7. El derecho a la vida es también el reclamo que mujeres y personas de la diversidad sexual han instalado en la agenda pública de muchos de los países de la región para acabar con la impunidad de la que gozan los responsables de feminicidios y crímenes de odio.
 
En efecto, las luchas por el agua, la tierra y el derecho a la vivienda, aún para quienes viven en favelas y asentamientos precarios, atraviesa a campesinos, indígenas y sectores populares urbanos. Pero a medida que esas demandas se convierten en movilizaciones, desde lo local hasta lo nacional, chocan con las diversas facetas de la desigualdad (desde el acceso a los medios de comunicación hasta la representación en el sistema político). En este punto enfrentan lo que el sociólogo peruano Aníbal Quijano ha denominado “colonialidad del poder”: un patrón de relaciones asimétricas, de raza, género y generación, que siempre perjudica a los indios, negros y mestizos, y de modo particular a las mujeres y los jóvenes de esos sectores.
 
El nacimiento de feminismos comunitarios, populares, indígenas y afrodescendientes, forma parte de este proceso de enraizamiento de los movimientos entre los grupos subalternos, marcando claras diferencias con la primera generación de feministas formadas en las academias y los partidos políticos, y volcadas hacia las ONGs y las instituciones8. Una característica de esta nueva realidad, es la aparición de grupos de mujeres (como FEMUCARINAP9), que no se identifican como feministas, pero que luchan por la emancipación de las mujeres.
En el mundo juvenil se pueden observar procesos similares. A través de expresiones como el hip hop, los jóvenes negros de ciudades como Río de Janeiro buscan un lugar en una sociedad que los excluye10. Los medios de comunicación nacidos en las villas de Buenos Aires, donde grupos juveniles expresan sus diferencias culturales, enseñan la politización no domesticada de los jóvenes pobres en las grandes ciudades latinoamericanas11.
 
Una nueva cultura política 
Tan importante como las demandas, son las culturas políticas que expresan los movimientos. Se trata de abordar lo que no dicen los programas políticos, ni las listas de reivindicaciones, ni las consignas que agitan en las calles. Sabemos que hoy los movimientos luchan contra los extractivismos minero, agropecuario y urbano, por más libertades y derechos. Pero también importa cómo lo hacen, de qué manera trabajan, cómo están dispuestas sus fuerzas en el interior de los colectivos y grupos.
 
Los nuevos movimientos muestran otros modos de organizarse, una cultura política que el MPL sintetiza en cinco rasgos: autonomía, horizontalidad, federalismo, consenso para tomar decisiones y apartidismo (que diferencian del anti-partidismo). En paralelo, suelen posicionarse contra un amplio abanico de opresiones: de clase, de género, de raza y generacionales, además de la defensa de la naturaleza. Casi todos los movimientos asumen varias identidades, no limitándose a una sola, lo que constituye una característica de los movimientos integrados por jóvenes.
 
La más reciente camada de movimientos nació en un período caracterizado por la crisis del viejo patriarcado y la deslegitimación de las instituciones basadas en la representación, como los partidos, los sindicatos y los parlamentos. En ambos casos, los nuevos sujetos (en particular mujeres y jóvenes) tienden a construir organizaciones que rehúyen las jerarquías, el tipo de estructuras gobernadas por varones, donde las bases están sujetas a las direcciones y tienen pocas posibilidades de hacer que sus opiniones sean tenidas en cuenta. Quisiera destacar cinco aspectos que considero atraviesan a la mayor parte de los movimientos más dinámicos y creativos y que conforman el núcleo de la cultura política emergente en el actual activismo social y político.
 
-         Crean organizaciones pequeñas y medianas, donde los vínculos cara a cara sustituyen la figura de la representación en las grandes organizaciones de “masas”. La preferencia por grupos de tamaño reducido no ha impedido la eficacia de la movilización. En esos grupos se crean fuertes lazos de camaradería y confianza, similares a los vínculos de carácter comunitario. Son esos vínculos los que potencian la acción colectiva, sostenida en el tiempo, y no los aparatos burocráticos de carácter masivo. Esto facilita su autonomía del Estado y los partidos.
-         Para la coordinación de acciones entre gran cantidad de grupos, establecen coordinaciones puntuales, “livianas”, capaces de articularse en poco tiempo, que tienden a desarmarse cuando ya no son necesarias. Esta peculiaridad de los colectivos de jóvenes y mujeres suele desconcertar a los varones anclados en la “vieja” cultura política, ya que hay un evidente desfasaje entre la capacidad de movilización y la estabilidad y visibilidad de los núcleos organizados.
-         La horizontalidad, entendida como la inexistencia de jerarquías permanentes y fijas, es una de las principales características de los modos de hacer de los movimientos actuales. En vez de representantes, eligen voceros; en vez de dirigentes, nombran personas para coordinar cada reunión, asamblea o actividad, que no suelen ser las mismas que ya realizaron esa tarea en momentos anteriores. En no pocos casos, aparece la figura de la rotación o turno, propia de las culturas indígenas, aunque la mayor parte de las veces no las nombran de ese modo.
-         Se percibe un evidente rechazo a un tipo de crecimiento destructivo de la naturaleza y también de la sociabilidad entre las personas. Rechazan la contaminación y el crecimiento económico que no aporta calidad de vida a las comunidades. En algunos casos adoptan la consigna de “Buen Vivir” para designar el tipo de sociedad a la que aspiran, aunque otros movimientos prefieren hablar de “socialismo”. No todos los movimientos rechazan el desarrollismo, aunque hay una tendencia creciente a la crítica al modelo de crecimiento perpetuo.
-         Por último, una de las características más novedosas de los movimientos es que no sólo demandan a los Estados y gobiernos, sino que crean espacios propios donde empiezan a construir relaciones sociales diferentes a las hegemónicas. Inspirados en las comunidades indígenas y en las culturas juveniles, se empeñan en construir ahora el mundo de sus sueños.

NOTAS: (…)
Fuente original: http://www.noticiasaliadas.org/articles.asp?art=7159
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=198144